Había nevado en Gijón, y en el frio amanecer del miércoles dieciséis de febrero de 1938, treinta y una ejecuciones tiñeron con su sangre la nieve acumulada contra la tapia del cementerio de Ceares. Una de las personas fusiladas, cuya sangre brotaba por cinco agujeros de su cuerpo sin vida se llamaba Anita Vázquez Barrancúa, tenía solo 27 años, y fué acusada de pertenecer al PCE y al Socorro Rojo Internacional (SRI). También por ir como voluntaria al frente ypertenecer al batallón Máximo Gorki.
El día anterior, el martes quince, otra mujer fue pasada por las armas; ella y treinta hombres más. Se llamaba Belarmina Suárez Muñiz, tenía 29 años. La mataron por pertenecer a la UGT y al SRI y haber sido directora de la cárcel de mujeres de Luanco. La condenó a pena de muerte el tribunal militar en el tercer consejo de guerra del 21 de enero. En los dos consejos de guerra que precedieron al suyo, otrasdos mujeres fueron condenadas a pena de muerte. Una se llamaba Adela Suárez López, tenía 50 años, la otra 26 años, se llamaba Luisa García del Valle. A las dos les conmutaron la pena por reclusión perpetua, yse lo comunicaron una par de horas antes de llevarlas a fusilar contodos los demás que habían sido condenados el mismo día que ellas, laforma más cruel que encontraron.
El día anterior, el martes quince, otra mujer fue pasada por las armas; ella y treinta hombres más. Se llamaba Belarmina Suárez Muñiz, tenía 29 años. La mataron por pertenecer a la UGT y al SRI y haber sido directora de la cárcel de mujeres de Luanco. La condenó a pena de muerte el tribunal militar en el tercer consejo de guerra del 21 de enero. En los dos consejos de guerra que precedieron al suyo, otrasdos mujeres fueron condenadas a pena de muerte. Una se llamaba Adela Suárez López, tenía 50 años, la otra 26 años, se llamaba Luisa García del Valle. A las dos les conmutaron la pena por reclusión perpetua, yse lo comunicaron una par de horas antes de llevarlas a fusilar contodos los demás que habían sido condenados el mismo día que ellas, laforma más cruel que encontraron.
Al día siguiente le tocó pasar por el amargo trance del consejo deguerra a otra mujer, Antonia González Cuervo, tenía 51 años, lacondenaron a reclusión perpetua, pero no fué mejor su suerte, ya que trasladada a la cárcel de mujeres de Saturrarán, en Guipúzcoa, falleció en la enfermería de la prisión el 15 de octubre de 1938.Según consta, la defunción fue a causa de Miocarditis.
Estas mujeres tenían en común la implicación activa en la defensa dela legalidad republicana frente al fascismo agresor, que no contentocon ganar la guerra, en el fatídico mes de febrero del año 1938 fusilóa las mujeres y los hombres luchadores por la libertad y la dignidad.Todas ellas habían nacido en la comarca de Avilés.
Tenemos que devolverles su lugar en la Historia, el que les fuearrebatado, se lo debemos y lo vamos a conseguir, juntos podemoshacerlo.
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