• La actuación se celebrará el próximo sábado en la localidad francesa de Argelès-sur-Mer
El cantante Paco Ibáñez, ante una fotografía del campo de concentración de Argelès-sur-Mer. Foto: AGUSTÍ CARBONELL
ARTURO SAN AGUSTÍN 18/2/2009
Esto que aquí escribo quiere ser algo parecido a una carta dirigida al padre o al abuelo. Aunque ya no estén. Aunque ya no estéis. Una carta dirigida a quienes estuvieron en el campo de concentración de Argelès-sur-Mer, Francia, hace ahora 70 años. Cuando la retirada. Cuando, al cruzar la frontera, pensabais que todo lo peor lo habíais dejado atrás.
Esto que aquí escribo quiere ser algo parecido a una carta dirigida al padre o al abuelo. Aunque ya no estén. Aunque ya no estéis. Una carta dirigida a quienes estuvieron en el campo de concentración de Argelès-sur-Mer, Francia, hace ahora 70 años. Cuando la retirada. Cuando, al cruzar la frontera, pensabais que todo lo peor lo habíais dejado atrás.
'Allez, allez'
Erais, los de a pie, esa hilera de pobres con paquetes y maletas que siempre aparece en todas las guerras. Pobres sin rumbo, que esa es la dirección de la huida. Cuántas bolsas y maletas llevan siempre los pobres. Nieve, frío, barba de varios días, cojos, mantas, lutos y esos ojos que el hambre y el miedo agrandan. Pero lo que Francia os ofreció, al cruzar la frontera, fueron unos campos de concentración, que ni siquiera lo eran. Porque el de Argelès, el vuestro, no era campo sino la playa vacía y azotada por la siempre exagerada tramontana. Triples alambradas y unos guardias senegaleses que os pateaban el culo cuando intentabais mear. Culatazos, humillaciones y risas. "Allez, allez." Nada extraño, pues, que alguno de aquellos guardias amaneciera con un cuchillo bien clavado y una mueca mortal, helada y sorprendida.
No todos llegasteis a Argelès con alguna manta. Hubo muchos que al llegar al campo de concentración solo llevabais puesta la dignidad. Con los zapatos destrozados, pero con la dignidad intacta. Desde el Ebro hasta Argelès. 15 días andando. Por eso ibais tirándolo todo por el camino. Solo conservasteis las balas y el fusil para poder defenderos si era necesario. Cantabais una canción, una canción mala, reconozcámoslo, que se titulaba Desde el Ebro hasta Argelès y que nunca olvidasteis.
Somos los tristes refugiados llegados a este campo después de mucho andar./ Hemos cruzado la frontera a pie, por carretera, pensando en el azar./ Mantas, macutos y otras hierbas, dos latas de conservas y algo de humor es cuanto hemos podido salvar después de tanto luchar./ Y aquí nos han encerrado, en la playa de Argelès-sur-Mer./ Aquí nos han encerrado y no nos dan de comer./ No nos dan de comer./ Somos los tristes refugiados llegados a este campo después de mucho andar./ Hemos cruzado la frontera a pie, por carretera, pensando en el azar.....
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