15 de enero de 2014

Estimada Mª José ... recuerda que aunque a veces hay malas experiencias, nunca debes retroceder ni rendirte, quien persevera alcanza.
Joan Busquets i Verges. Exmaqui libertario del Berguedá 28/12/2013
"Muero contento, porque equivocado o no, muero por una idea" Manuel Barreiro dos días antes de ser fusilado 12/3/1939


viernes, 19 de septiembre de 2008

27 de septiembre de 1975

Carlos Hermida
Se cumplen treinta y tres años de los últimos fusilamientos del franquismo. Tres militantes del FRAP y del PCE (m-l) --Xose Humberto Baena, Ramón García Sanz y José Luis Sánchez Bravo-- y dos militantes de ETA --Juan Paredes Manot “Txiki” y Ángel Otaegui-- fueron las víctimas de un régimen criminal que nació y murió asesinando. La represión fue el puntal básico, el elemento fundamental de la dictadura franquista durante sus casi cuarenta años de existencia. Su intensidad fue de tal magnitud que los crímenes del franquismo deben ser calificados como delito de genocidio y crímenes contra la humanidad.
Mientras que en Italia y Alemania las víctimas del fascismo y del nazismo fueron rehabilitadas y algunos de los principales responsables de ambas dictaduras castigados, en España nada de eso ha sucedido. La mal llamada transición democrática cubrió con un manto de impunidad a los torturadores de la Brigada Político-Social, a los jueces del Tribunal de Orden Público y a los militares que condenaron a muerte a miles de personas en Consejos de Guerra. Todos ellos siguieron en sus puestos y fueron recompensados por la monarquía juancarlista con nuevos cargos y ascensos en el escalafón, mientras sus víctimas caían en el olvido.
Esa vergonzosa impunidad es la que también ha permitido la difusión de una revisionismo histórico en el que se hace apología del franquismo y los combatientes antifascistas se convierten en terroristas. En los libros de texto de 2º de bachillerato, editados por prestigiosas editoriales, leemos, con asombro e indignación, frases como la siguiente:
“El 1º de mayo de 1973 una nueva organización terrorista, el Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), asesinaba a un policía en Madrid”.
Esta es la historia que se enseña a los jóvenes de nuestro país, escrita por supuestos historiadores que han hecho de la mentira y la falsificación un modo de vida y un buen negocio. Frente a estas tergiversaciones monstruosas, reivindicamos la memoria de los militantes del FRAP y del PCE (m-l), quienes se enfrentaron resueltamente a la dictadura de Franco, llegando hasta el sacrificio supremo de su vida, y denunciaron abiertamente las maniobras, pactos y traiciones de la Transición. Humberto Baena, Sánchez Bravo y García Sanz formaban parte de ese pueblo que se enfrentó con las armas en la mano al fascismo durante la guerra civil y, tras la derrota, continuó combatiendo durante décadas contra el régimen franquista. Fueron héroes y fueron mártires.

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