15 de enero de 2014

Estimada Mª José ... recuerda que aunque a veces hay malas experiencias, nunca debes retroceder ni rendirte, quien persevera alcanza.
Joan Busquets i Verges. Exmaqui libertario del Berguedá 28/12/2013
"Muero contento, porque equivocado o no, muero por una idea" Manuel Barreiro dos días antes de ser fusilado 12/3/1939


martes, 16 de septiembre de 2008

Historiadores casadistas

He meditado mucho la redacción y más aún la publicación de esta reflexión, artículo o como se le quiera llamar.
Respeto a varios de los historiadores aquí comprendidos, cuyo magnífico trabajo historiográfico queda fuera del debate. Nunca elevaría estos comentarios en público, si sus opiniones "extra-profesionales" las hubiesen manifestado en una intrascendente tertulia de cafe o a través de un ígnoto foro de internet. Pero no ha sido así. Se trata de personajes carismáticos, cuyas declaraciones coadyugan a formar opinión pública, sobre todo cuando intervienen desde los grandes medios de comunicación. Éllos y los poderosos que les prestan estos amplios espacios lo saben, por ello se prestan a expresar públicamente sus puntos de vista, respaldados por la autoridad de saber de lo que hablan, cualidad que avala ante la gente la fiabilidad de sus asertos, sin entrar a cuestionar que al hacerlo, han atravesado la línea de lo científico entrando en el campo de lo opinable, sin advertirlo. Y cuando lo opinable invita al incumplimiento de una ley (la ley internacional de DDHH en materia de desapariciones forzadas y de persecución de crímenes contra la Humanidad) por el simple expediente de exhortar a su olvido, incurren en grave complicidad con quiénes, desde estamentos políticos o judiciales, la ignoran a sabiendas incumpliéndola, poniendo su prestigio académico al servicio de la impunidad. Ello lo saben y lo aceptan, entrando a formar parte así del entramado exonerador de gavísimas responsabilidades penales. Soy plenamente consciente de lo que voy a decir, pero renunciar a hacerlo para no herir sensibilidades o para no crear polémicas que molesten a terceros, me haría sentir cómplice de un movimiento, orquestado o no, dirigido a dejar impunes los asesinatos del franquismo.
Floren Dimas
El contexto actual contiene varios elementos comunes con aquella trama casadista, que traicionando el espíritu de la II República, intentaron pactar con el enemigo, pese a haber acreditado muchos de éllos en su larga trayectoria y hasta ese momento, su fidelidad y su entrega a la causa republicana, pero llegado el momento crítico, cuando se vislumbra el final irremediable y mayor es la exigencia de firmeza, coherencia y sacrificio, terminaron por desdecirse de sus principios, llamando “traidores” a los suyos y negociando con el adversario para alcanzar el perdón y acaso, un lugar en la lumbre del nuevo orden que se preparaba. Capitularon, y aunque fueron engullidos sin recibir recompensa por su felonía, causaron daños irreversibles a la causa que un día dijeron servir.Al utilizar este paralelismo histórico, nos estamos refiriendo a algunos sumos pontífices de la historiografía actual de la República, la guerra civil y el franquismo, que habiendo realizando a lo largo de su vida trabajos de investigación y análisis de una gran altura científica e irreprochable probidad deontológica, se han ganado con su currículum exitoso un lugar allá en lo alto que les abre el camino del renombre, los laureles, las editoriales, las conferencias y el “caché” inherente a los triunfadores, que pasan de las aulas anodinas a las candilejas del mundo editorial, a los platós de la TV, a los cursos y congresos de postín, los codiciados espacios de El País y otros escaparates del glamour del mundo cultural.Han pasado largo tiempo escarbando en los archivos, han consumido su preciado tiempo, su intelecto y patrimonio, en abrir luz en las tinieblas; han plasmado en sus obras la naturaleza intrínsecamente perversa del franquismo, han diseccionado su trayectoria, desvelado sus secretos, descrito sus herramientas de tortura, han identificado a los torturadores, se han acercado a los gritos desgarradores de sus víctimas con la cercanía de los documentos inquisidores, han sentido próximo el dolor y el pavor, tanto como el depravado sadismo de sus verdugos regodeándose en la tortura, la extorsión, el robo o la violación, como práctica habitual para lograr extirpar en los vencidos todo rastro de resistencia y de esperanza.Ellos, los historiadores casadistas, conocen el terreno en el que hoy se mueven sus intereses. Se han ganado merecidamente un lugar de reconocida solvencia académica, y ahora viven un momento de brillo personal que les convierte en “famosos” del mundo académico y social, elevando su prestigioso “caché” en las comparecencias mediáticas, levitando de autoestima por el reconocimiento a una labor que les coloca al borde mismo de la consagración por los poderes públicos, como parte de los pilares sobre el que se sustenta el orden sociopolítico del Estado. Han corroborado el crimen, lo han documentado, han desvelado los nombres de los criminales, han probado sus fechorías... y después de tanto esfuerzo, concluyen llamando a la exoneración de los verdugos compareciendo con espacios generosos en los grandes medios nacionales, sirviendo de coartada justificativa al apoyar la iniciativa del juez Garzón para buscar a los desaparecidos, pero aconsejando parar la cosa en el punto en donde empiece a desliarse el ovillo que pudiera llevar a la puerta de la casa de los asesinos, estén vivos o muertos. Hablan de buscar y desenterrar crímenes, sí, pero sin investigar sus autorías, promoviendo estados de opinión que lleva a algunos a decir aquello de “yo solo quiero llevarme los restos al cementerio del pueblo y enterrarlos dignamente”. Es decir, pasando de la fosa común al nicho común y aquí al olvido definitivo en pocos años. Y aquí paz y después gloria. Ellos, los historiadores casadistas, cuyo número aumenta sin cesar por miedo a quedarse fuera del Olimpo, cumplen una valiosa misión al servicio de la causa del actual “statu quo” del Estado, avalando con su toga y su birrete, sus libros y su sabiduría, la momificación de los hechos históricos en páginas de celulosa, al tiempo que animan activamente a buscar a los desaparecidos, exhumarlos y entregarlos a los familiares, con parada y fonda aquí, para que las leyes que persiguen la impunidad de los crímenes masivos, sean aplicables tan solo a los cometidos por dictaduras ultramarinas, evitando verse llamados a peritaje por el juez instructor español, que se atreviera a procesar a quienes ordenaron o participaron en estos crímenes de lesa humanidad.No son ingenuos, no se trata de un error al evaluar las consecuencias de su postura; han calculado y decidido: saben que solo así se aseguran el ascenso al palco de los grandes, camino que es largo y disputado. A los demás, los que al contrario que los casadisdtas, exigen la búsqueda de la Verdad, pero también de la Justicia y la Reparación judicial, es posible que pronto lo encontremos, como antaño, en el puerto de Alicante.
14 de septiembre de 2008. Floren Dimas Balsalobre
Asociación de Memoria Histórica y de víctimas del franquismo
AMIGOS DE LOS CAÍDOS POR LA LIBERTAD (1939-1945)
REGION DE MURCIA

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