-(Paqui): Era un día muy especial. Toda la familia estaba muy contenta, especialmente mi hermano, por defender la autonomía de Andalucía. Desgraciadamente la jornada, que tenía que ser festiva, y en paz, acabó en tragedia por la violencia extrema y la intolerancia de la Policía.
-(Periodista): Dos días después de la muerte de su hermano, el entonces diputado Carlos Sanjuán fue agredido por un policía armado enfrente de la puerta del Gobierno civil cuando recriminó a un agente su violenta actuación contra los ocupantes de los coches que circulaban con crespones negros en las antenas de los vehículos. También el actual alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, fue golpeado por una pelota de goma que le causó un fuerte hematoma. ¿Se sumaron ustedes a las protestas?.
-(Paqui): No. Mi familia estaba rota de dolor. La huelga general paralizó por completo la vida ciudadana en toda la provincia y en la capital se produjeron violentos incidentes. Las calles del centro de Málaga ofrecían un aspecto desolador. El destrozo de escaparates, los cócteles molotov contra establecimientos comerciales y la rotura de todos los soportes publicitarios y de señales de circulación junto a las barricadas y el saqueo de numerosas tiendas, fueron común denominador.
-(Loli): Mi madre enfermó a raíz de la muerte de mi hermano. Quedó postrada en la cama y se murió dos años después, a la edad de 45 años. Mi padre emprendió una lucha sin cuartel, parecida a la del Padre Coraje, para condenar al asesino de su hijo, pero fracasó en el intento. Falleció también muy joven sin ver al culpable en la cárcel.
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