27.12.2008 -JESÚS VICENTE AGUIRRE GONZÁLEZ. Hace un año que apareció el libro 'Aquí nunca pasó nada, La Rioja 1936', Muchas cosas, aparte de 365 días, he visto pasar desde entonces. Y gran parte de ellas se movían alrededor de ese hecho. En lo personal, en lo social, en el día a día, en el trabajo, especialmente el dedicado a presentarlo y darlo a conocer.
Son más de 50 las localidades riojanas que he visitado con el libro bajo el brazo, compartiendo de nuevo emociones que ahora, aunque a veces aparecieran acompañadas de lágrimas, tenían mucho de celebración, de orgullo, de 'normalidad'. Ahora la gente hablaba de los suyos en familia, del sufrimiento de tantos años, de todo. Aunque no todos.
Para escribir el libro me entrevisté (o charlé por teléfono, carta o correo electrónico) con más de 600 familias. Sus nombres están en el libro, mi agradecimiento en una página de mi corazón. Estaban también los documentos. Y mucha gente pudo saber así más de los suyos.
Con el libro en la mano han sido otras muchas personas las que me han enviado sus notas, sus fotos, y un abrazo casi siempre. (Como en el libro quedó escrito, publicaré lo antes posible una adenda con todos los añadidos y correcciones recibidas). Pero es verdad. También ha habido algunos 'sorprendidos'. (Una mezcla de no saber y de no querer saber).
En la adenda comprometida podré contar también esa aventura de dar a luz un libro de estas características. En el fondo y en la forma. Su recibimiento y camino, los apoyos multitudinarios, las zancadillas recibidas, pocas realmente. (No será la menor de ellas el rechazo del libro por la Consejería de Cultura y en general por el Gobierno de La Rioja; ellos adquieren, a veces, otro tipo de libros... pero no han podido evitar que muchas de las bibliotecas de los pueblos de La Rioja puedan ofrecer en sus estanterías mi libro, del que, por cierto, se han vendido más de 5.000 ejemplares. Estoy seguro que el próximo Gobierno de La Rioja y sus responsables culturales, sean quienes sean, corregirán su error y harán llegar el libro a los ayuntamientos y bibliotecas que aún no lo tienen).
Al mismo tiempo que trabajaba en el libro, y sobre parecidas cuestiones, algo se ha movido en nuestro país y aquí en La Rioja. La Ley de la Memoria Histórica, la conversión en Asociación La Barranca de lo que antes fue Comisión de Amigos y Familares (que durante tantos años velara por la conservación de ese cementerio civil del que, por cierto, celebraremos el año que viene el 30 aniversario de su inauguración), las denuncias del juez Garzón...
En mi opinión, y partiendo, como repito siempre del informe de Amnistía Internacional, lo que España ha necesitado y muchos tratamos de conseguir es que sobre la Guerra Civil y sobre la represión que tuvo lugar durante la misma y su continuación en la dictadura, se haga la luz. Para poder hablar de verdad, justicia y reparación
Claro que asesinatos hubo en los dos campos en que se partió España en aquellos años. Pero con algunas diferencias que nunca nos cansaremos de explicar. En un lado estaban los 'caídos', mártires y caballeros mutilados, ocupando su espacio en las lápidas que florecían en las paredes de las iglesias, todos reconocidos, dignificados. En el otro los 'tumbaos', encarcelados, multados. Muchos tirados en las cunetas y fosas comunes; otros, sepultados por años en cárceles o sometidos a castigos sociales y económicos... Por eso ese esfuerzo de tantos por recomponer un cuadro en el que todos quepan, en el que todos figuren; un cuadro que puede ser aceptado y comprendido por todos los españoles.
Después de eso, y para pasar página, para cerrar definitivamente las heridas (sin olvidos, sin mentiras, sin revanchas y con generosidad) se debiera formar, como se hizo en otros países, una Comisión de la Verdad donde quepan todos los muertos en el frente, en los dos bandos, y en la retaguardia, en las dos retaguardias.
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