El último crimen ha reabierto el debate de la ilegalización del partido de extrema derecha alemán NPD
GUILLEM SANS MORA - Enviado especial en Templin - 26/12/2008
El problema de los neonazis en Alemania ha resucitado en Adviento con el intento de asesinato del jefe de la Policía en la ciudad bávara de Passau. Alois Mannichl abrió la puerta de su casa a un neonazi que le llamó "poli cerdo izquierdista" y le mandó "saludos de la resistencia nacional" antes de clavarle un cuchillo a dos centímetros del corazón. Mannichl se había enfrentado con valentía a los neonazis.
El problema de los neonazis en Alemania ha resucitado en Adviento con el intento de asesinato del jefe de la Policía en la ciudad bávara de Passau. Alois Mannichl abrió la puerta de su casa a un neonazi que le llamó "poli cerdo izquierdista" y le mandó "saludos de la resistencia nacional" antes de clavarle un cuchillo a dos centímetros del corazón. Mannichl se había enfrentado con valentía a los neonazis.
Sobrevivió, pero el suceso ha causado tal consternación que incluso Angela Merkel calificó el atentado de "ataque contra todos nosotros". Es la primera vez que la canciller alemana condena públicamente un delito neonazi.
Hay políticos democristianos, como el ministro federal del Interior, Wolfgang Schäuble, que van un paso más allá y son partidarios de prohibir el Partido Nacional Democrático (NPD), proyecto que fracasó en 2003 en el Constitucional porque esa formación neonazi estaba plagada de informantes de las fuerzas de seguridad y no hubiera sido por tanto justificable en un Estado de derecho....
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