30 December, 2008 En 1940, los nazis ocuparon Francia, donde personas como Agnès Humbert se organizaron contra las fuerzas alemanas
Cuando las fuerzas nazis entraron en París, el 14 de junio de 1940, Francia ya era presa del afán de conquista de Adolf Hitler. Ocupada, saqueada, humillada, oprimida, la sociedad francesa estaba pendiente de las decisiones de Berlín o del régimen colaboracionista del mariscal Pétain, que dirigía en la llamada zona libre, una dictadura clerical y militar. Pocos fueron los que se levantaron contra las fuerzas alemanas -el más famoso era Jean Moulin-. Aunque resistir también consistió en hacer la vida imposible a los ocupantes con pequeñas acciones. Fueron personas anónimas quienes, como Agnès Humbert, montaron estas escaramuzas para echar a los alemanes.
Tenía 43 años cuando estalló la guerra y nunca dudó de su compromiso. No tuvo claro cuántas personas escucharon la histórica llamada a seguir luchando de Charles De Gaulle, el 18 de junio de 1940. ¿Quién tenía la BBC en aquella época? ¿Cómo confiar en un militar exiliado en Londres? “Me ha dado una esperanza que ya nadie podrá quitarme”, escribió Humbert dos días después en su diario, ahora publicado bajo el nombre de La resistencia (RBA).
La Resistencia con erre mayúscula nació del agrupamiento de movimientos que rechazaron el armisticio y la ocupación del país. Los principios eran difíciles y condenados a la clandestinidad. En los pasillos del Museo Nacional de Artes y Tradiciones Populares, donde trabajaba, Humbert narra cómo se organizaron. “La entrada a los museos es gratuita para los soldados alemanes (…). En diez minutos, ya ha conseguido un lugar para nuestras reuniones. Ya somos siete. Nos citamos para la semana próxima y yo vuelvo a casa con el corazón menos oprimido”, escribió el 6 de agosto de 1940. Empezaba lo que se llamó La guerra en la sombra.
Muerte de la III República
Obsesionadas por la carnicería que fue la Gran Guerra, las autoridades francesas querían evitar otro conflicto con Alemania. La estrategia fue la pasividad y limitar al máximo posible los combates. La conocida como guerra extraña apenas duró seis meses, hasta que Francia tiró la toalla, el 22 de junio de 1940, aplastada por la fuerza militar alemana. La III República moría un mes después cuando el mariscal Pétain, instalado en Vichy, recibía todos los poderes.
Pocas diferencias había entre la zona norte, bajo ocupación alemana, y la sur, dirigida con mano de hierro por Pétain. La vida era penuria y opresión. Los recursos humanos y económicos fueron saqueados por el régimen nazi, para beneficiar a sus esfuerzos de guerra. Sin olvidar la persecución a los judíos, cuyos bienes eran incautados por los alemanes, mientras ellos eran deportados. Las primeras acciones de la Resistencia consistieron en publicar periódicos clandestinos. “Se han tirado unos miles de ejemplares de nuestra primera octavilla: Vichy fait la guerre. Unos franceses han tiroteado a otros franceses en Dakar. Es el principio de la guerra civil que contribuirá a nuestra liberación”, recordó Humbert en su diario.
Ofensivas radicales
Los movimientos se multiplicaron, aunque eran pocos y dispersos. La llegada del Partido Comunista a la Resistencia lo cambió todo, pues aportó una doctrina de combates con atentados y sabotajes. Y se formaron cuadrillas paramilitares. La ambición de De Gaulle era agruparlos y lo consiguió Jean Moulin en mayo de 1943.
La Gestapo vigilaba los crímenes contra la seguridad del Reich. Muchos resistentes fueron denunciados, torturados, asesinados o deportados a campos de concentración. Moulin falleció el 8 de julio de 1943, poco después de haber sido detenido por la Gestapo. Humbert también fue arrestada, recluida en prisiones alemanas en Francia y en un campo de concentración en Düsseldorf. Cuando salió, liberada por los estadounidenses en 1945, se pasó meses cazando a nazis en la región de Frankfurt. Los que habían lanzado la Resistencia desde el exterior, como De Gaulle, se preparaban a gobernar Francia.
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