Javier de Miguel (EFE) 08/12/2008 Córdoba. No se trataba de eliminarlas físicamente sino de dar ejemplo, de que recordaran quiénes eran y cuál era su sitio, de “cortarles las alas”, de hacerlas “invisibles”. Borradas de la memoria durante décadas, el estudio de la represión contra las mujeres durante el franquismo sigue siendo una asignatura pendiente.
Una de esas mujeres es Concha Ramírez Naranjo, hija de un coronel republicano, que a sus 85 años habla desde Sevilla de los días de 1936 en que los bombardeos de los nacionales oscurecieron su casa de Madrid, justo en la época en la que comenzó a escribir un diario que ha acabado por publicar. Recuerda la tristeza, el drama, los cañonazos y la oscuridad, pero, sobre todo, a su madre llorando a lo largo del periplo que les llevó al exilio en Francia después de que las tropas de Franco tomaran Barcelona.
Casi 70 años después sigue reclamando que se recupere la memoria de tantas mujeres que sufrieron las miserias de la guerra y la represión posterior, y considera “una pena” que el Gobierno no se comprometa más intensamente en esta tarea. El destino de Concha Ramírez Naranjo fue el destierro y la Segunda Guerra Mundial. Muchas otras no corrieron la misma suerte.
El presidente de la Asociación Guerra, Exilio y Memoria Histórica de Andalucía, Manuel Velasco, narra el caso de Victoria Macías Gutiérrez, de 24 años, fusilada embarazada el 19 de septiembre de 1936 en Los Corrales (Sevilla) y violada después de muerta por un falangista “que la quiso por novia”. Su delito, haber bordado una bandera. Entre otras mujeres represaliadas en esa población sevillana, Velasco se detiene en el asesinato de Adelina Muñoz Camas, de 37 años y madre de siete hijos. La mataron el 24 de septiembre de 1936 por llamar “criminales” a los insurgentes. Una vez muerta, ataron su cadáver a un burro para llevarlo a una fosa común. Velasco coincide con el presidente de la Asociación de Memoria Histórica y Justicia Social de Andalucía, Rafael López Fernández, en que la represión contra las mujeres es “muy poco conocida” y, a pesar de que hubo muchos menos fusilamientos en comparación con los hombres, las humillaciones públicas fueron particularmente crueles....
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