Companys y el pasado presente
Después de tantos años, cada día resulta más claro que la transición española no fue tan modélica como se pretende hacer creer. En primer lugar, no es cierto que no hubiera muertos. Los fascistas más recalcitrantes provocaron muchos. En segundo lugar, tampoco fue modélica porque --y permítanme la ironía-- nadie fue a la Modelo, nadie fue llevado a juicio, nadie reconoció ningún error, ningún crimen. Nadie. Después de 40 años de dictadura cruel, ¿cómo es posible esto? ¿En qué otro país del mundo ha sucedido algo parecido? En ninguno. Tenía razón Manuel Fraga, y sabía bien por qué lo decía, cuando con premonición nos había anunciado que Spain is different.Han pasado ya más de 30 años de la muerte del dictador y las cosas siguen igual. Los que reclamamos que se tenga memoria histórica --no solo para recordar a Isabel y Fernando-- tenemos que escuchar que esto es revanchismo, que los malos somos nosotros, que todo ha ido muy bien, que todo se ha hecho muy bien. Y ahora el conseller Saura pide, con una ingenuidad que casi produce angustia, que el ministro de Justicia español con una "celeridad importante" haga un reconocimiento de la inocencia del president Companys.
No, no es por aquí por donde deberían ir las cosas. Hay que exigir que el juicio de Companys (y el de Carrasco i Formiguera, el de Carles Rahola y el de tantos otros) sea declarado absolutamente ilegal y nulo. Y listos. Porque este es el problema real del régimen posfranquista: no ha considerado el franquismo como un paréntesis de ilegalidad, sino como un periodo de legalidad, diferente del nuestro, pero igual de legal. Esto es lo que repugna a cualquier conciencia democrática que no quiera convertirse en cómplice de la dictadura.Franco encarceló, confiscó y ejecutó con un decreto. ¿No puede decirse que eso era ilegal? ¿No puede anularse por decreto? ¿Hay que conceder la más mínima atención legal a un régimen ilegal? ¿O es que aquello, en realidad, no era exactamente una dictadura? Quizá se trate de eso. Companys no necesita el perdón de nadie. Hay otros que sí, pero no lo piden.
*Fuente: El Periódico.com, 15 de octubre de 2008
Josep-Maria Terricabras es catedrático de filosofía y director de la Cátedra Ferrater Mora de la Universidad de Gerona. Becario de la Universidad de Münster (Alemania), del St. John’s College (Cambridge) y de la Universidad de Berkeley (California), ha centrado sus trabajos en temas de filosofía contemporánea, particularmente de filosofía del lenguaje, lógica, teoría del conocimiento y ética. Ha publicado, entre otros, Ludwig Wittgenstein: Kommentar und Interpretation (1978), Ètica i llibertat (1983), Fer filosofia avui (1988), Introducción a la lógica borrosa (1995) y La comunicació (1996). Traductor al catalán de las obras de Wittgenstein, también ha adaptado el proyecto Philosophy for Children (1987-1995) y ha dirigido la actualización de los cuatro volúmenes del Diccionario de filosofía de J. Ferrater Mora (1994). .
Asociación de Familiares y Amigos de Represaliados de la II República por el franquismo
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