15 de enero de 2014

Estimada Mª José ... recuerda que aunque a veces hay malas experiencias, nunca debes retroceder ni rendirte, quien persevera alcanza.
Joan Busquets i Verges. Exmaqui libertario del Berguedá 28/12/2013
"Muero contento, porque equivocado o no, muero por una idea" Manuel Barreiro dos días antes de ser fusilado 12/3/1939


viernes, 17 de octubre de 2008

carta al equipo del programa "En días como hoy" de RNE.1

Buenos días


Dirijo este mensaje especialmente a Dori Toribio como responsable de dar paso a las llamadas de los oyentes. Esta mañana he vuelto a comprobar que cuando tocan algún tema relacionado con la guerra civil o con la memoria histórica, en la selección de llamadas parece que se sienten obligados a dar paso a una persona identificada o heredera de cada bando. Me asombra, o mejor dicho me indigna, que en un medio público y tras más de 30 años de democracia se trate por igual a quienes se identifican con unos militares golpistas que desencadenaron una tragedia que costó la vida a un millón de españoles, forzó al exilio a otro millón, asesinó a 120.000 personas después de la guerra e introdujo al país en una larga noche dictatorial que nos costó, entre otras muchas cosas, atraso cultural económico y científico y aislamiento del resto de Europa y a quienes simplemente defendieron la legalidad de un régimen democrático o a esas personas o colectivos que ahora piden que al menos se entierren dignamente los restos de tantos y tantas demócratas que se dejaron la vida en ese noble empeño.

En eso España representa una anomalía en el conjunto de Europa. Sería impensable que hoy en Italia hubiera aún monumentos a Mussolini, como hay en mi ciudad, Granada, aún hoy frente a un edificio institucional un monumento que reza "Granada a José Antonio", un insoportable homenaje al fundador de un partido fascista causante de buena parte de los horrores de la guerra y de la posguerra, que se repite con una inscripción en grandes caracteres con el nombre del mismo personaje en la Catedral de la ciudad. ¿Imagina alguien alguna iglesia alemana con inscripciones dedicadas a nazis bajo la leyenda 'caídos por Dios y por la patria'? Pues en este país las hay a cientos y gracias a una enmienda de la derecha nacionalista catalana la ley de la memoria histórica tampoco obligará a que se retiren.

Volviendo a su programa, no parece que ningún concepto de pluralismo pueda justificar que se dé paso, además en último lugar entre los oyentes, con lo que su mensaje oscurece el anterior de una nieta de republicanos represaliados, a alguien que afirma barbaridades como que la guerra civil empezó en el 34, disparates que no dejan de serlo por mucho que "historiadores" de la amnesia como Pío Moa los hayan proclamado con gran apoyo mediático en la prensa más reaccionaria (otra anomalía europea: a ningún periódico alemán o italiano, por muy de derechas que sea, se lo ocurriría difundir ideas que rehabiliten a esos amigos y aliados de Franco que fueron Hitler y Mussolini). Porque todo el mundo sabe, sin necesidad de ser historiador, que en 1934 en Asturias lo que hubo fue una revuelta minera, llámenla si quieren tentativa de revolución, sofocada a sangre y fuego por el ejército con un gran protagonismo por cierto de un tal Francisco Franco y que después de aquella revuelta fallida la república vivió dos años de relativa normalidad, con cambios de gobierno y algunos incidentes sangrientos, muy lamentables pero que ningún historiador serio podría calificar de 'guerra' y ninguna persona sensible podría considerar que justifican la barbarie desencadenada después por los militares sediciosos y sus apoyos fascistas. ¿Qué se pretende de nuevo con esa gigantesca falsificación histórica? Volver a la idea de la simetría: decir que en el fondo nadie en aquella época creía en la democracia y que por tanto la guerra civil era inevitable y que alguien tenía que ganarla, para así legitimar a los golpistas y los autoritarios, ocultando el hecho de que las víctimas de los 'nacionales' fueron infinitamente superiores a las causadas por leales a la república y, lo que es peor, negando que había un bando con legitimidad democrática y otro que carecía totalmente de ella. El argumento es tan falaz, tan incompatible con cualquier concepto democrático, que escucharlo hoy en una radio pública ofende cualquier inteligencia y cualquier sensibilidad democrática, sea del signo ideológico que sea. O debería ofenderla si éste fuera un país normal, donde como antes en Alemania, en Italia, o más recientemente en Portugal, la derecha hubiera sido capaz de desmarcarse sin ambigüedades del fascismo. Un ejemplo reciente: la ley aprobada por unanimidad en Portugal para rendir homenaje a quienes resistieron a la dictadura salazarista. ¿Veremos alguna vez algo así en España? Me temo que mucho tendría que cambiar una derecha que sigue bajo la presidencia de honor de un ministro de Franco que se permite la altanería de afirmar que no lamenta nada de lo que hizo en su pasado para que pudiéramos incorporarnos a esa normalidad.

Por último, ¿cómo se puede dar pábulo a quien dice que Garzón, al reconocer como crímenes contra la humanidad algo que sólo en su superior cuantía es diferente de lo que antes consideró como tal en el Chile de Pinochet, sólo reabre heridas del pasado mientras la Iglesia católica no ha parado de beatificar a sacerdotes asesinados durante aquella guerra?

Es que sólo unos siguen teniendo, 70 años después, derecho a honrar a sus muertos? ¿Es que en un caso se trata de homenajes caritativos y en el otro de rencor injustificado? ¿Es que la Iglesia católica no va a asumir nunca que además de víctima fue, en muchos más casos, también verdugo y cómplice de verdugos durante demasiados años?

Me gustaría pensar que por convicción democrática y sensibilidad con las víctimas un medio público como el suyo no volverá a incurrir en tan vergonzosas simetrías, pero la historia reciente de RNE y otros medios, por desgracia, me hace ser bastante escéptico al respecto.

Menos mal que gracias a Internet y las antenas parabólicas podemos acceder, cada vez más, a una información menos intoxicada que la que los medios españoles dominantes, públicos y privados, nos ofrecen a diario, en clara violación de nuestro derecho constitucional a recibir una información veraz.

Un saludo cordial pero indignado


Jesús de Manuel Jerez

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