Obligadas a ser madres y esposas y nada más. Las que tuvieron más suerte fueron impelidas a olvidarse de cualquier conato de carrera profesional y a dejar de lado sus ideales y militancia republicana, socialista, comunista, revolucionaria o libertaria. Las que tuvieron menos fortuna desfilaron por cárceles, tribunales militares y sufrieron los rigores de la represión que les condujo incluso a la muerte. A golpe de leyes y doctrina, su única dedicación autorizada durante los duros años del primer franquismo fue educar a sus hijos, cuidar a sus maridos y tratar de sobrevivir, a duras penas, al hambre atroz y el racionamiento inclemente. De todos los castigos, el silencio forzoso fue sin duda el peor. Éste fue el destino de las mujeres antifranquistas —heroínas invisibles, según las denomina la coordinadora de este dosier, Pura Sánchez—, vapuleadas por el régimen por su doble condición de mujeres y de rojas.
Entre el silencio y la invisibilidad. Carme Molinero
Individuas y sujetas. Pura Sánchez Sánchez
Hambre, hacinamiento y doctrina. Encarnación Barranquero Texeira
Guerrilleras y enlaces. Francisco Moreno Gómez
El desafío a la escasez. Lucía Prieto Borrego
Verlas y nombrarlas. Llum Quiñonero Hernández
Tlfs. 978 849970 - 686 110069
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