Paterna cicatriza sus heridas

Inauguran un monolito frente a las fosas comunes del cementerio en memoria de los fusilados

Paco Cerdà, Paterna 19 de abril de 2009. Vicente Muñiz tenía seis años cuando sus padres fueron fusilados en Paterna el 5 de abril de 1941 por orden del régimen franquista. Él y su hermanito José Antonio fueron a parar al orfanato religioso de San Francisco Javier de Campanar, donde pasaron internados entre monjas crueles hasta los 17 años. El estigma y el dolor nunca cesaron. Ayer, no obstante, Vicente vio por fin "restituida la dignidad" y "cicatrizada aquella herida" con el monolito inaugurado frente a las fosas comunes del cementerio de Paterna, donde yacen sus padres Amando y Águeda.

El monumento, de ocho metros de altura, está dedicado a la memoria de los más de 2.200 fusilados en Paterna por la represión franquista en la posguerra y fue inaugurado en un emotivo acto al que asistieron más de 300 personas. Todas oyeron el desgarrador testimonio narrado por Cèlia Chofre. A Cèlia le mataron a sus dos abuelos. Uno, alcalde de Riola, falleció a causa de las torturas sufridas en la cárcel Modelo de Valencia. El otro, Federico Rico, fue fusilado en Paterna. Cuando sus familiares acudieron a recoger el cadáver al paredón del camposanto se encontraron con "una pila de cuerpos amontonados de la que salía un río de sangre que corría por el cementerio". Aquellos cadáveres eran, en palabras del poema de Vicent Andrés Estellés inscrito en el monolito de Paterna, "els morts de fredes matinades/els morts de les nits tenebroses/els assassinats de la terra".

Desde la tarima instalada junto al monumento -diseñado por el artista alcoyano Antoni Miró y el arquitecto Manolo Vidal-, también tomó la palabra Toni Pastor, otro nieto de represaliados. Sus dos abuelos fueron condenados en juicios sumarísimos, fusilados en Paterna y enterrados en las fosas comunes de su cementerio. Pastor verbalizó el sentimiento de muchos presentes: Aunque a sus familiares les imputaron delitos falsos, dijo, "nosotros siempre hemos sabido la verdad: que eran buenas personas, personas de honor y ciudadanos demócratas. No están solos. Nosotros ocupamos su lugar. Tampoco lo perdieron todo ni lucharon en balde porque nosotros estamos hoy aquí. Somos y seremos la memoria del futuro", concluyó Toni Pastor antes de que sonara la muixeranga y se irguieran los primeros puños entre el público.

Con orgullo lo hacía a sus 92 años Josep Canal. Vecino de Olot, Josep Canal combatió en la guerra, fue encarcelado por las autoridades franquistas y después huyó a Valencia porque en Cataluña no le permitían estudiar Derecho. El 28 de marzo de 1941 él mismo fue al paredón de Paterna a recoger el cadáver de su íntimo amigo y fiscal en la República Enric Doménech Solis. "Esto del monumento está muy bien y se está haciendo por todos sitios -afirma desde sus silla de ruedas Josep Canal-, pero aún tenemos al Rey, que es el heredero de Franco. Hace falta reivindicar aquella II República y convocar un plebiscito para que la gente decida".Por una "rehabilitación integral".

El acto, dirigido por la periodista de Radio 9 Reyes Juan, tuvo una última ponente. Empar Salvador, presidenta del Fòrum per la Memòria del País Valencià -impulsora del monolito- instó a seguir luchando "para conseguir la rehabilitación integral" de los fusilados en la posguerra y sus familiares. Por un lado, con la revisión de los juicios y la anulación de las sentencias. Y por el otro, con "la aplicación de la ley a los responsables y colaboradores de esos crímenes", señaló.

Esos crímenes los retrata Estellés en cuatro versos inscritos en el monolito. "Vora el barranc del Carraixet/hi ha un taronger d'amargues branques:/penja una collita de màrtirs/d'una mort amarada i pobra". Aquella infame collita, desde ayer, en Paterna se ha vuelto un poco menos dolorosa.