15 de enero de 2014

Estimada Mª José ... recuerda que aunque a veces hay malas experiencias, nunca debes retroceder ni rendirte, quien persevera alcanza.
Joan Busquets i Verges. Exmaqui libertario del Berguedá 28/12/2013
"Muero contento, porque equivocado o no, muero por una idea" Manuel Barreiro dos días antes de ser fusilado 12/3/1939


miércoles, 29 de abril de 2009

Mostrar el horror no es suficiente

En un seminario organizado por la Secretaría de Derechos Humanos, expertos analizaron cómo deberían funcionar los museos de la memoria para generar una mirada autocrítica en los visitantes y evitar la simple atribución del mal a los otros.

Por Laura Vales 28 de Abril de 2009
¿Cómo debe funcionar un museo de la memoria? ¿Consiguen los memoriales que el visitante cambie, o delegan siempre en otros –los nazis, los dictadores, las fuerzas de ocupación– toda la maldad, restringiendo el pensamiento crítico sobre la propia capacidad de dañar? Yariv Lapid, del Memorial de Mathausen (Austria), propuso la pregunta con un aire de desafío. A su lado estaba sentada la subdirectora del Museo de Auschwitz. Fue en un seminario internacional realizado en Buenos Aires, donde directores de memoriales sobre el Holocausto contaron sus experiencias a un público integrado, en su mayor parte, por quienes trabajan en el armado de los espacios para la memoria argentinos.

El encuentro fue organizado por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y reunió a expertos europeos durante la semana pasada. Lapid, el más ácido de los expositores, trabaja en el diseño de una nueva infraestructura pedagógica del Memorial de Mauthausen, donde funcionó el mayor campo de concentración nazi en territorio austríaco. Fue desde este rol que contó una serie de casos reveladores no sobre la memoria sino sobre los mecanismos del olvido.

El Memorial de Mauthausen fue el mayor campo de concentración del nazismo en Austria. Tenía, contó Lapid, cuarenta subcampos dentro del territorio austríaco, algunos de ellos en Viena, la capital, aunque este dato no quedó registrado en la memoria colectiva. Los subcampos eran generalmente lugares donde los industriales habían montado fábricas de armamento de guerra que utilizaban a los prisioneros como trabajadores esclavos. Por eso, los civiles de cada población tenían conocimiento de la existencia de los prisioneros y contacto con los campos....

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