Un pacto con Aznar en el 98, el enfrentamiento con la Junta y el silenciamiento de su homosexualidad, algunas razones
MANUEL FRANCISCO REINA, 02/11/2008
Si alguien alguna vez tuvo la ilusión de que la familia de García Lorca aflojaba el férreo cerco de patrimonialización de la obra, figura y circunstancias de su brillante tío poeta, Federico, el muerto más simbólico de toda la Guerra Civil española, esclareciendo la misma, su sobrino y portavoz de los herederos, Manuel Fernández Montesinos, deja bien claro lo contrario con una contundente afirmación: “Seguimos donde siempre. Oponiéndonos tajantemente a que se remueva la fosa de Federico”. Esta oposición a esclarecer las circunstancias de la muerte del poeta, junto con la negación de la homosexualidad del mismo, viene siendo una constante familiar desde el principio, además de una alineación con los sectores políticos más conservadores del país.
Llama poderosamente la atención que el hijo de un alcalde socialista de Granada, Manuel Fernández Montesinos, del mismo nombre que él, fusilado al igual que su tío Federico García Lorca por los sublevados contra el gobierno legítimamente constituido de la Segunda República Española, razón de legitimidad que muchos olvidan, y miembro asimismo del PSOE durante muchos años, tuviese esta conversión sorprendente hasta las posiciones ideológicas más conservadoras y reaccionarias de este país.
Contradicción
Hasta tal punto ha sido así que, un hecho como es el esclarecimiento de las circunstancias últimas de la muerte del poeta se convierte en polémica y que, cuando presenta sus memorias, que debiera ser un ejercicio vivo de memoria histórica por exiliado y doble sufridor de asesinatos familiares y persecuciones, asegure Montesinos: “No, no... Yo creo que eso no se ha interpretado bien. Nosotros seguimos oponiéndonos tajantemente a que se remueva la fosa de Federico. Seguimos donde siempre. Esto, nuestra negativa, lo hemos dicho, cantado y bailado cuando no había ninguna posibilidad de que hubiese un acto administrativo forzoso contra el que no nos podemos oponer.” Esta actitud contrasta con lo que él mismo rememora en sus memorias, cuando recuerda al padre del poeta asesinado, en el barco que los lleva al exilio americano y dice don Federico García: “No quiero volver a ver este jodío país en mi vida”.....
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