Ahora, las nuevas excavaciones han permitido comprobar detalles como que los fusilados murieron atados por las manos y así fueron enterrados. Los esqueletos tienen las manos entrelazadas rodeadas por restos de alambres que fueron utilizados como atadura. En las fosas han aparecido, además, casquillos de bala que podrían ser de disparos de gracia realizados a los ajusticiados una vez que eran arrojados sus restos a las fosas.
Ante la dimensión de los hallazgos, la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento, la Universidad de Málaga y la Asociación contra el Silencio y el Olvido y por la Recuperación de la Memoria Histórica renovaron en enero pasado el convenio del programa que contempla la exhumación, identificación y en los casos que sea posible entrega de los restos a los familiares. Las actuaciones costarán unos 260.000 euros y contemplan un monumento conmemorativo y consagrar el lugar, que el Ayuntamiento va a convertir en parque, en un “lugar de la memoria”.
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