El poeta Juan Gelman reclama que se esclarezcan y se juzguen los crímenes de las dictaduras en un foro internacional sobre memoria histórica
TEREIXA CONSTENLA - Salamanca - 29/11/2008
La voz de Juan Gelman parece a punto de romperse tras cada palabra. Sin embargo no se quiebra. Renace una y otra vez de su agonía con un efecto bumerán: rompe en mil pedazos a quienes le escuchan. Romper la amnesia o la indiferencia frente al pasado cuando éste aún tiene cuentas pendientes. Como en Argentina, el país donde el premio Cervantes nació en 1930 y donde asesinaron y desaparecieron a su hijo Marcelo y a su nuera Claudia.
Nadie como un poeta para describir el dolor, nadie como un periodista para relatar hechos, nadie como una víctima para estremecer. Gelman es las tres cosas: uno de los mejores poetas de América Latina, un periodista de larga trayectoria y un padre que buscó desesperadamente los restos de su hijo y su nuera, dos de los 30.000 seres evaporados en el silencio que dejó tras de sí la última dictadura argentina. Nadie más apropiado que Juan Gelman para inaugurar ayer en Salamanca el I Encuentro Internacional de Centros de la Memoria Histórica, promovido por el Ministerio de Cultura, con un alegato contra "los comisarios del olvido".
"Soy padre de un hijo de 20 años, secuestrado, torturado, asesinado en 1976". "Soy suegro de su esposa, secuestrada cuando tenía 19 años, trasladada de Buenos Aires a Montevideo encinta de ocho meses y medio y asesinada por la dictadura militar uruguaya dos meses después de dar a luz". "Soy abuelo de una nieta de la que me robaron sus primeros 23 años de vida". Con la voz de quien ha sido malherido una y otra vez, esa que parece siempre a punto de romperse, confesó que, a pesar del tiempo transcurrido desde las desapariciones y de haber recuperado los restos de su hijo, sigue sin tocar el final del duelo. No llegará mientras no encuentre a los que faltan. Ni se sepa toda la verdad sobre lo ocurrido. Ni lo ocurrido se siente ante la justicia. "El infierno no termina cuando se cierran las puertas del campo de concentración y las luces se apagan: hace un cuarto de siglo que cesó el infierno en la Argentina y centenares de miles de personas viven esa segunda parte del infierno que crepita en la memoria", proclamó.....
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