Historiadores e investigadores de la Universidade de Santiago elaboran el primer mapa de enterramientos de la Guerra Civil y la postguerra de la comunidad
En los años más duros del franquismo, las familias condenadas por el régimen mantuvieron encendida una luz entre las tinieblas de la represión. Hoy, viejos y algunos aún temblorosos, rebuscan en sus recuerdos y luchan contra los que les piden olvidar. No pueden ni quieren. Sólo quieren encontrar el lugar donde fueron sepultados sus padres, sus abuelos e incluso sus hijos hace más de 70 años. Algunos siempre supieron dónde estuvieron enterrados, otros todavía hoy lo desconocen. Pero ahora Galicia ya tiene un mapa de fosas: 80 enterramientos identificados por historiadores e investigadores de Santiago.
ROSA PRIETO - SANTIAGO 21 de marzo de 2010. El Gobierno gallego enterró la política de la memoria. Ni un sólo euro para la exhumación de fosas del franquismo ni para proyectos de investigación de la Guerra Civil y la postguerra. La Xunta de Feijóo quiere pasar página a un capítulo de la historia de Galicia que setenta años después sigue sepultada en cunetas, montes y tapias de cementerios y oculta en los archivos militares y los registros civiles. Pero las familias de las miles de víctimas del franquismo no se dan por vencidas y todavía hoy confían en recuperar los restos de sus padres, abuelos e incluso hijos enterrados en las tumbas que Franco abrió en decenas de localidades. Historiadores e investigadores del proyecto Nomes e Voces de la Universidade de Santiago han sido los promotores del primer y único censo de desaparecidos en Galicia durante la Guerra Civil –un total de 5.561–. Y ellos, también han sido los creadores del único mapa de fosas de la comunidad. Ese listado de 80 enterramientos ya ha sido remitido hace un mes a la Oficina de Víctimas de la Guerra Civil y la Dictadura.
Galicia es la única de las nueve comunidades autónomas de las que el Ministerio de Justicia dispone de una base de datos sobre las fosas de la Guerra Civil que no ha sido elaborado por el Ejecutivo autonómico. Sólo ocho comunidades, ninguna gobernada por el PP, ha firmado un convenio con el Gobierno central para enviarle datos de los enterramientos localizados en su territorio. "Son unos datos de carácter provisional que no forman parte de nuestro trabajo estricto, sino los desarrollamos a posteriori de la investigación sobre las causas del franquismo. La Oficina de Víctimas contactó con nosotros para interesarse por nuestro trabajo y nos pidieron que les remitiéramos las fosas que teníamos documentadas", comenta el coordinador del proyecto Nomes e Voces y profesor de Historia en la Universidad de Santiago. Emilio Grandío.
Localización
Algunos siempre supieron dónde descansaban esos cuerpos vencidos. Aún hoy van a rezar a sus muertos en cunetas, montes o cementerios. Otros no saben en qué fosa los mandaron enterrar los falangistas, pero sobre esos viejos huesos algunos colocaron piedras para que no se olvidara que allí yacen los restos de algún fusilado durante el franquismo. En Galicia, las tumbas de Franco se reparten por decenas de aldeas, la mayoría cavadas en los cementerios. Unas en el camposanto y otras en el patio de la iglesia.
Campos abiertos, cementerios, campos de concentración y batallones de trabajo. En esos cuatro lugares se reparten las 80 fosas del franquismo documentadas por el equipo de investigadores de la Universidade de Santiago –41 en la provincia de A Coruña, 11 en Lugo, 7 en Ourense y 21 en Pontevedra–. A estos enterramientos hay que añadir diez lugares en la costa gallega en los que se produjo el hundimiento de cadáveres.
Salvo los primeros enfrentamientos armados tras el estallido de la Guerra, Galicia no fue escenario de la contienda. Esto, junto con la dispersión poblacional, hace que no haya fosas masiva, a diferencia de las zonas frentes de guerra. "En otras comunidades además de los represaliados, también tenían que enterrar a los que morían en la guerra. Aquí no hubo la saña que se dio en Asturias o Gijón", comenta el historiador Dionisio Pereira, coordinador del proyecto Nomes e Voces. La práctica totalidad de las fosas repartidas por toda Galicia no superan la decena de personas. "No eran enterrados donde eran fusilados. Los falangistas distribuían las víctimas en distintas fosas para hacer el mayor daño posible. Dejaban los cuerpos en cruces de caminos para que los vieran los vecinos", relata Dionisio Pereira. Eran los propios vecinos los que enterraban a los paseados. Sólo cuando el cura lo permitía, le daban sepultura en el propio cementerio. En Galicia, la mayoría de las víctimas del franquismo están enterradas en los atrios de las iglesias. "Esos restos –comenta Pereira– son de muy difícil identificación porque en esa zona enterraban también a ciento de mendigos o homosexuales.Las excepciones en cuanto a número de represaliados enterrados en una misma fosa son el cementerio de Sestás en A Guarda, en el que yacen los restos de entre 50 y 100 paseados, los de Vilarraso (Aranga) y Laraxe (Cabanas), con 29 cuerpos cada uno, o el de Serantes (Ferrol) con 42 embarcados del buque Urondo. En Galicia, la mayoría de las víctimas del franquismo están enterradas en los atrios de las iglesias. "Esos restos son de muy difícil identificación porque en esa zona enterraban también a mendigos o ahogados", concluye Dionisio Pereira.
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