25/3/10
La verdad es que no pensaba entrar en el juego de la respuesta, por aquello de que a veces es mejor dejar pasar las cosas para que estas se recoloquen en su sitio, pero es tanto el hartazgo que no me queda otra opción moral que hacerlo.
Bajo un escrito paternalista donde tratan a Miguel Ángel Rodríguez Arias como un cándido con buenas intenciones pero con gran desconocimiento de la materia, que justamente es su campo de trabajo, las asociaciones memorialistas que firman este escrito, acusan a este buen hombre de militar en el PSOE. Bueno, él no lo ha ocultado nunca, así que no es un dato revelador que le haga sospechoso de quintacolumnista de la memoria, por lo menos eso se deduce de las 121 páginas que este hombre durante un año de trabajo ha estado elaborando. No creo que su partido le premie por el contenido de la ILP ni que esta le sirva para medrar políticamente, como dicen los mentideros. Los que suscriben este “hablemos claro” también pertenecen a partidos por los que se puede sentir mayor o menor simpatía, pero hay que tener en cuenta que una cosa son las siglas y otra las personas. Personalmente no iría de la mano de ninguna de ellas, ni de las grandes, ni de las pequeñas, aunque si me sentaría en la misma mesa con personas de estos partidos que estuvieran por la verdad, la justicia y la reparación hasta las últimas consecuencias, para defender los derechos de las víctimas del fascismo español. Me siento libre para ello pues no me debo más que a la militancia en los derechos humanos y el republicanismo, y no hago seguidismo más que de los dictados de mi propia capacidad de analizar la realidad que me envuelve. Sí puedo decir que he sido devastadoramente critica con los partidos que han equiparado la ley de la memoria a una golosina para callar a un niño, y que somos muchas niñas y niños los que gritamos todavía a pleno pulmón porque el caramelo no nos gustó.
En este escrito siembran la sospecha sobre quienes apoyan la ILP diciendo que son los mismos que bendijeron la ley, pues que yo sepa muchos compañeros con los que he hablado y que dan su apoyo a esta iniciativa no estuvieron de acuerdo con la ley de la memoria y la pusieron en la picota cuando había mucho silencio, cuando hacerlo era nadar contra la corriente sólo y lo siguen haciendo en cada una de sus actuaciones. Así que meter a todo el mundo en el mismo saco es un golpe bajo. Si fuéramos malos también podríamos decir que cuando se contactaba con algunas personas que formaban parte de una de las asociaciones firmantes, no tenían ni idea de las reivindicaciones memorialistas y había que ir haciendo pedagogía, muy gustosamente, porque su campo de acción era otro. Acusar gratuitamente es fácil, pero no es justo. Cuando uno pone un texto en la picota hay que resaltar en que parte del escrito se dice aquello que se critica, lo malo es cuando no se puede hacer porque sencillamente no existe prueba alguna.
Seguramente Miguel Ángel esté preparando una respuesta a este “hablemos claro”. Allí explicará por enésima vez que en la ILP no se habla de juzgar los crímenes del franquismo como genocidio, pues esa figura no contempla la exterminación de un colectivo por motivos políticos, se pide que sean juzgados como crímenes de lesa humanidad. Todos sabemos que el poder judicial y el legislativo son independientes, o más bien deberían serlo, por eso una cosa es la vía judicial y otra exigir una condena en el Parlamento donde el exterminio llevado a cabo por el franquismo fuese considerado genocidio.
Sé por propia experiencia lo que es impulsar algo de buena fe, con sentido común y que te lo intenten tirar abajo sin total conocimiento de causa y con acusaciones fraudulentas, es un ejercicio que se estila mucho por aquí. Yo no estoy a favor de la ley de la memoria, no lo he estado y no lo estaré, no soy sospechosa de ello y puede que me equivoque dando mi apoyo a esta ILP ahora, porque puede ser que el texto final no me guste, pero también me equivocaría criticando el trabajo ajeno con la ferocidad del que le va algo personal en ello sin poner una idea alternativa en la mesa, porque llevamos muchos meses en dique seco, y presentar libros, documentales y demás trabajos, totalmente necesarios, no constituyen un elemento político, ni de unidad, ni de lucha.
También nos quieren hacer un favor a todos ahorrándonos el esfuerzo titánico que supone recoger 500.000 firmas. No le pídamos a los ciudadanos nada que exceda el trabajo de dar a la tecla del mando del televisor o marcar unos númeritos en el móvil para dejar un mensajito en el programa de turno. Tenemos que volver a la cultura del que algo quiere algo le cuesta. Los que estamos por la labor lo tenemos muy claro, no somos unos ilusos, sabemos como funciona y el esfuerzo que se requerirá. También sabemos que justamente ese trabajo de recogida es sinónimo de trabajo de información y pedagogía, de contacto con la gente y una manera de transmitir a la población la situación tan penosa en la que estamos, porque el desconocimiento es muy grande, lo digo por experiencia. Sé que seguramente el final del recorrido será el rechazo de esta iniciativa en el Congreso, pero el trabajo no habrá sido en vano, se habrá hecho una campaña de información y concienciación, se tendrá el peso moral de miles de firmas que avalarán esta lucha que todos intentamos llevar a cabo con la mayor dignidad. Sabemos que será rechazada como lo fue la propuesta de ERC, cuyo texto era menos belicoso que el de la ILP, por eso sorprende que se diga que tendríamos que entregar un texto a un diputado para que él lo llevara a buen puerto. Me acuerdo de cuando el señor Tardà hizo su exposición, porque yo estuve allí con unos compañeros para dar nuestro apoyo y no vimos a casi nadie más, si pude ver como la tiraban por tierra los compañeros de partido de Miguel Ángel en una intervención propia de la derecha recalcitrante y como IU-ICV donde dijo digo dijo Diego sin rubor alguno. Porque quien más y quien menos, a cambio de algo, vendió a las víctimas a la hora de sacar adelante la ley de la desmemoria o de la vergüenza, las hemerotecas pueden consultarse.
Entiendo que intentar llevar adelante esta iniciativa es intentar llevar a cabo un trabajo combativo, propagandístico y de pundonor para que con esfuerzo e ilusión se pueda presentar el descontento ciudadano, en forma de miles de firmas para demostrar nuestro rechazo a su raquítica, indigna y deplorable ley de la memoria. No se engaña a nadie, esta es una tarea muy dura, de perseverancia y trabajo, palabra que no suele gustar nada, pero sin la cual no vamos a ningún sitio. Los que han asistido a algunas de las reuniones informativas con Miguel Ángel han tenido la oportunidad de constatar que este también se expresa en términos similares y que no engaña a nadie, no vende humo, vende vertebración en un proyecto que requiere organización y el esfuerzo de trabajar juntos unos meses, tejiendo una red que tanta falta nos hace, aparcando nuestras diferencias, para luego seguir despellejándonos entre nosotros, que es algo que sabemos hacer de maravilla.
Decir a las personas que no gustan de esta iniciativa que están en su derecho de esparcirlo a los cuatro vientos pero no a sembrar el desconcierto con un ataque sorprendentemente tan virulento hacia un documento y hacia una persona. Dejad que los demás trabajen y si no queréis formar parte del proyecto estupendo. Si lo que se pretende es dividir el mundo de la memoria entre los que están a favor y los que están en contra, flaco favor nos hacemos los unos a los otros. No recuerdo una campaña que circulara tanto los días previos y posteriores a la aprobación de la ley de la memoria, si no que se extendió un silencio y un desaliento que duró una temporada muy larga. En ese momento no se convocó una manifestación por las calles de la capital del estado para presionar, por miedo a ser pocos y quedar en evidencia, siendo el momento propicio para ello. Además sería interesante que vosotros llevaráis una propuesta alternativa, o que discutieráis lo que no os gusta de este documento y presentaráis vuestras enmiendas al mismo porque todavía está en proceso de mejora y formáramos todos un frente común de una dichosa vez, en vez de hacerle el trabajo sucio a derecha e izquierda institucional, que deben estar muy divertidos con nosotros.
Puede que cuando el texto final esté terminado con todas las aportaciones recibidas (yo ya he hecho las mías) no me convenza y no le de apoyo público, pero si defenderé el que un documento de estas características pueda ser conocido, discutido desde la construcción, no desde la destrucción y si estaré por una unidad que plante cara a la apatía y al derrotismo. Es una manera de mostrar mi descontento con lo que está pasando en este país donde las libertades se recortan cada día dando paso a que el fascismo monárquico se sienta más fuerte y éste jamás nos dará lo que por derecho nos pertenece, la verdad, la justicia y la reparación para nuestras víctimas y para nosotros. Mucho menos la República.
Clamor Republicano
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