Al Ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, por una puñetera gracia del PSOE:
Excelentísimo… (vamos a ver, es que señor queda muy cursi) ¡funcionario¡ (eso es más exacto) del Estado Español, que hoy es Uno, Canijo y Prisionero. Ya sabe, lo de Una, Grande y Libre era como para deshuevarse de risa, así que mejor me quedo con lo anterior.
Mi nombre es Carlos Tena, periodista jubilado, antifascista, comunista y demócrata, desde antes de que usted oyera hablar de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano o la más reciente Declaración Universal de los Derechos Humanos (que estoy seguro, ni se ha leído), y optara por llevar a la práctica su democrática Ley del Palo, de la Querella o la Cadena perpetua. Y ¡qué leches¡ si pudiera o la AVT lo pidiera, también la de muerte.
Todo lo contrario que las familias de las víctimas del genocidio provocado desde 1939 a 1977 (más las que se produjeron después), que son miles y siguen injustamente olvidadas. Ellas sólo demandan justicia, reparación del honor robado y respeto por la memoria de los asesinados. Pero la respuesta del gobierno es echar la pelota al tejado del Poder Judicial que, contra toda lógica, se dedica a perseguir a quienes anhelan esclarecer los crímenes (no prescriben, ojo) que se cometieron contra ciudadanos, a quienes se fusilaba por defender precisamente la democracia. Por cierto, estos hechos aún no condenados por el Partido Popular, que demuestra así su veneración por aquel golpe sangriento. ¿Va entendiendo?
Su España del siglo XXI viene a ser como un Estado de Derecho Torcido y Torticero, en el que se manipula el dolor de los familiares de unas víctimas y se pisotea el de otras, que son muchísimas más. Para colmo, los primeros, apoyados por Falsimedia, el PP y el PSOE, pueden exhibir tranquilamente las fotos de los asesinos de las segundas, mientras que nadie les detiene por exaltación o apología del terrorismo. Y usted sabe que Franco fue el peor de ellos, el mayor criminal que ha habido en la historia reciente española, excelentísimo funcionario.
Si negamos eso, no vamos a ninguna parte, aunque usted sea experto en traslados, porque ¡hay que ver qué caminatas se ha dado usted¡… Diputado del PSOE por Madrid, por Toledo, por Cantabria (eso está más claro que el agua de Solares) o por Cádiz (aberración absoluta, porque usted no tiene ni pajolera gracia, pisha), y no ha continuado el periplo, digo yo, porque no le querían en más lugares. Me pregunto qué crímenes habrán cometido los madrileños, los toledanos y menos aún, los gaditanos, para tenerle que votar, ya que estaba en una lista confeccionada por el método del dedo.
Mire usted, yo no milito ya en ningún partido u organización porque, dada mi avanzada edad y su constante manía de prohibir ilícitamente colectivos políticos o manifestaciones, me resulta más útil y gratificante colaborar desde otras áreas a la tan deseable recuperación democrática de este lastimoso país. Le explico.
Una monarquía es per se despreciable, por costosa, absolutista e inútil desde todos los ángulos. Y mire usted que se lo he advertido a mis colegas y amigos británicos, holandeses, daneses, noruegos, belgas y suecos. Lo que pasa es que allá, los monarcas no fueron nombrados por un nazi como Francisco Franco, y claro, el personal les tiene aún cierta simpatía. Pero cuando descubren que el Rey, ese de la Zarzuela (cómo me gustaría que fuera El Rey que rabió), jamás condenó el genocidio franquista, ponen la misma cara que usted cuando le hablan de democracia. ¿Me sigue, excelentísimo funcionario?
Qué penosa resulta la situación de los Derechos Humanos, no sólo en su patria (la mía lo es por decreto, pero si se pudiera me borraba ya), sino en buena parte de esta vieja y puta Europa, a la que desgraciadamente no rapta hoy ningún toro para llevársela a Creta y enseñarla democracia, pero sin cornearla, que además a mi los toros me aburren de lo lindo. Y hablando de cuernos, me viene a la memoria el rostro (más bien la jeta) de uno de sus antecesores, un electricista por cierto bastante burro, al que le encantaban las corridas, y siempre que podía mugía en la barrera para animar o protestar. Creo que el apellido era Cornúpeta, o algo así, vamos que no caigo ahora mismo. Era más bruto que aquel Barriobajero, digo Barrionuevo, procesado y condenado me parece (corríjame ministro, si yerro) por delitos terribles.
En fin, permítame señalarle que no se ubica usted en un despacho con buena fama, sino en una dependencia donde aún huele a tortura, a sangre, a dinero robado, a terrorismo de estado, a tortura, a policía política, y demás lacras. Anda, y ahora que me acuerdo, ambos eran del PSOE. Qué cosas, ¿verdad, Rubalcaba?
Le confieso que a estas alturas de la película, de este thriller lamentable llamado transición, me considero, antes que español, mil veces más cubano, venezolano, boliviano, ecuatoriano, nicaragüense y combatiente por la libertad de todos los pueblos del mundo, incluido el vasco, el castellano, el catalán, el gallego, el canario o el andaluz, obviamente.
¿Por cierto? ¿Qué talla moral tiene su gobierno para amenazar y condenar a Cuba? Por que aquí, en su España, los derechos humanos se conculcan de forma bastante periódica, según usted mismo debe conocer por los informes de los Relatores de Naciones Unidas contra la Tortura, esa lacra tan democrática de la que nunca hablan sus amigos Víctor Manuel, Ana Belén o Pedro Almodóvar.
Otra cosa. Le quiero preguntar algo, ya que usted sabe tanto de prohibiciones. Si un ciudadano no condena la pedofilia ¿es que le parece bien abusar sexualmente de un niño o niña de 8 años? O pongamos que si un paisano no condena la violencia doméstica ¿resulta que está de acuerdo con ella? ¿Podría casarse o arrejuntarse así como así? Porque resulta que ninguno de los tres mentados al final del párrafo anterior, ha osado condenar a la Iglesia Católica, cuyo Papa actual, cuando era obispo, ocultó ese tipo de crímenes, cometidos por centenares de colegas de los de sotana, amito, sobrepelliz e hisopo. En el PP saben mucho de esas cosas,
Me parece muy mal que los tres mentados más arriba, y los demás firmantes del libelo contra Cuba, condenen la muerte por suicidio de un delincuente común, hecho que lamentamos todos los demócratas, pero callen como zorros/as ante las violaciones de menores. No quiero pensar, oh cielos, que alguno de ellos pudiera siquiera comprender tales y abominables abusos. Pero… me quedo con la duda. No sé, no sé…
Por ejemplo, la organización pepera-homosexual Colegas, tampoco ha dicho ni esta boca es mía, ante los hechos descritos. Y tampoco ninguno ha abierto las fauces por los asesinatos de periodistas, trabajadores, niños y campesinos, en Honduras, México, Colombia (más de 3.000 asesinatos en dos meses), El Salvador, Perú, Chile (genocidio mapuche), Argentina (tres cuartas partes de lo mismo), ni las torturas de los mercenarios yanquis en Irak o Afganistán, etc. Ninguno de los firmantes del libelo Yo acuso al gobierno cubano está calificado para condenar a la isla más digna del globo. Todos se apuntan al circo mediático montado en los predios del neoliberalismo más descarado y violento. ¿Comprende usted, ministro de la monarquía borbónica?
Termino ya, no sin antes volver a recordarle que la Organización de Naciones Unidas, sede donde más de 190 países dicen velar por el bienestar común de los seres humanos, no le quita ojo a través de varios de sus expertos, Relatores contra la Tortura, principalmente. ¿No le provoca rubor siquiera el dato? Admita que su ministerio, funcionario Rubalcaba, está siendo investigado desde hace años, dado el gran número de denuncias por malos tratos y tortura que se han constatado, pero que usted niega patéticamente, en lugar de ordenar las obligadas investigaciones para que hechos de esa naturaleza no vuelvan a producirse en un estado que se dice (permítame que me ría amargamente) de derecho.
De esa forma evitaría que un Secretario de Estado para la Seguridad, como Antonio Camacho Vizcaíno, no tuviese que hacer de nuevo el ridículo, como en aquella ocasión en la que un periodista australiano le entrevistaba sobre tales torturas, para un canal de aquella nación, y el anonadado funcionario no tuviese que interrumpir la charla, ante el cúmulo de acusaciones que llevaba en la cartera el honrado redactor. Aquel valiente periodista era todo lo contrario de Mauricio Vicent, vocero en La Habana de El País, cuya capacidad para mentir, manipular y tergiversar, es tanta como la suya en sus intentos por defender lo indefendible.
Espero, ministro Rubalcaba, que estos párrafos no le hayan molestado, pero si así hubiera sido, me daría por satisfecho, aunque preferiría que se dedicara a meditar y no a amenazar con querellarse contra medio mundo.
Ah, y otra cosa que me parece importante. A mí me caen bien las FARC, como el FSLN, el Maquis, los Montoneros o el Frente Farabundo Martí, pero cuando veo a Álvaro Uribe, a Fernando Savater, a Carlos Alberto Montaner, a Juan Luis Cebrián, a Elvira Lindo, a su marido o al Rey, me entran ganas de vomitar: ¿Es un delito, o debo tomarme un Almax?
Democráticamente, le saluda el arriba citado Carlos Tena
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