J. T. 04.02.2010 En su empeño de sacar la realidad oculta a la luz, el paradigma de la memoria histórica no tiene en el olvido su único enemigo. También la justicia y sus dictámenes han favorecido, a menudo, que la interpretación de los hechos ganada para el futuro haya caminado, demasiado a menudo, en una sola dirección. Contra esta situación, el centro penitenciario de Málaga depositó ayer en el Archivo Histórico Provincial más de 60.000 documentos antiguos que corresponden a expedientes de presos. Concretamente se trata de la cuarta transferencia de documentación que la cárcel realiza en las dependencias gestionadas por la Consejería de Cultura. Se trata de un paso decisivo para conocer el pasado de la provincia, también desde sus recuerdos menos nobles, dado con un objetivo decisivo: estos documentos permitirán, según explicó ayer en el acto de recepción el delegado provincial de la Consejería Cultura, Manuel Jesús García, ahondar, entre otras cosas, en la investigación sobre la memoria histórica en Málaga. Serán ahora, por tanto, los historiadores e investigadores, los encargados de dar formar y extraer conclusiones del legado.
García recibió los documentos del director del centro penitenciario, Antonio Guerrero. Son expedientes fechados entre 1929 y 1958 que proceden de las antiguas prisiones de Málaga, la central de mujeres y de los municipios malagueños de Antequera y de Ronda. García destacó asimismo el “ejemplo de colaboración entre administraciones” que supone depositar estos expedientes. De este modo se consigue, precisó, “proteger el patrimonio documental y facilitar la consulta de una documentación de alto valor informativo y muy demandada”. Estos expedientes, además, permitirán facilitar el cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica y proporcionar datos de interés a investigadores y a particulares “preocupados por la suerte que corrieron sus familiares encarcelados durante los años a los que hace referencia la documentación”.
Incluso de estos escritos se puede extraer información sobre posibles fallecidos en fosas comunes o facilitar la obtención de certificados para probar la nacionalidad de los descendientes de exiliados. Una labor que entronca directamente con las excavaciones desarrolladas en el antiguo cementerio de San Rafael, donde ya se han desarrollado varias campañas que han sacado a la luz el mayor número de fosas comunes de la península.García Martín subrayó igualmente el trabajo de organización, ordenación y descripción que realiza el Archivo Histórico, dirigido por Esther Cruces, ya que es una labor que posibilita localizar reseñas concretas entre cientos e incluso miles de documentos, muchos de ellos en un estado de conservación “deficiente”. Por su parte, el director del centro penitenciario aprovechó el acto para entregar al Archivo una escultura realizada por los internos y titulada La burocracia mata, un regalo lleno de ironía que el delegado agradeció públicamente.
De las cuatro transferencias de documentos realizadas ahora desde el centro penitenciario de Málaga hasta el Archivo Histórico Provincial, la materializada ayer es la más importante dado que abarca los años de la Guerra Civil y la primera época del franquismo. En el cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica no sólo destaca la labor que pueden emprender ahora los historiadores para poner luz y taquígrafos en episodios como la entrada del ejército sublevado a la capital con el apoyo de tropas alemanas e italianas y la huida de buena parte de la población por la carretera de Almería; los más de 60.000 expedientes pueden resultar decisivos y más que útiles para descendientes de presos políticos que pueden hacer valer sus derechos respecto a la ley, a la hora de percibir indemnizaciones y reparaciones. De cualquier forma, la documentación entregada ayer en el Archivo Histórico es una parte de Málaga que, por menos renombrada, más atención merece.
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