El Ayuntamiento le retirará tales honores, concedidos por su papel en la represión franquista El militar que delató al abuelo de Zapatero tiene una calle en León
ELPLURAL.COLM 01/03/2009
El general Vicente Lafuente, delator del abuelo de Zapatero, conserva en León una calle que le concedió en 1948 el gobernador Carlos Arias Navarro, por su papel en la represión. En concreto fue inaugurada el 18 de julio, aniversario del "Glorioso Alzamiento", con la presencia del número dos del régimen franquista. Según asegura Público, donde se recoge esta noticia, el Ayuntamiento desconocía el origen de la calle y cambiará el nombre de la misma.
El abuelo de Zapatero, el capitán Lozano, fue fusilado junto a una tapia el 22 de agosto de 1936 cuando el padre del presidente tenía nueve años. "Era un gran militar, de mucho prestigio y honrado. Tenía el honor de los hombres de la República que ahora se desconoce", recuerda en Público Juan Rodríguez, padre del presidente del Gobierno. "Mi madre conocía al coronel Lafuente, era un matrimonio que había venido a casa a tomar café. Siempre decía que le tenía que haber avisado de la conspiración. Era su ayudante y nunca le dijeron nada. Estábamos en un pueblo cerca de León, en casa de un tío mío, cuando le llamó para que fuera al cuartel. Mi padre tranquilizó a mi madre y le dijo: No te preocupes, que voy y esto se arregla. Es lógico que no le dijeran nada, porque un hombre como él jamás habría apoyado un golpe", recuerda.
Fusilado por socialista
El capitán Lozano fue una persona comprometida con elevar el nivel cultural de la clase militar y ejerció como profesor en los cuarteles. Exhibió con orgullo su compromiso con el socialismo en 1934 en una carta al director publicada en el periódico El Socialista. Esto provocó una denuncia ante su jefe, el coronel Lafuente, quien le castigó por ello. Cuando empezó la guerra culminó su venganza y el capitán Lozano fue fusilado junto a otros cinco detenidos. Tenía entonces 42 años.
Testamento del capitán Lozano
Dejó un testamento escrito en su celda de la cárcel de San Marcos, cuando ya sabía que no iba a vivir para contarlo: "Que cuando sea oportuno se vindique su nombre y se proclame que no fue traidor a su Patria y que su credo consistió siempre en su ansia infinita de paz, el amor al bien y el mejoramiento social de los humildes". En otro momento asegura que lo que perseguían era a la cultura y el magisterio: "Aplicaron ni más ni menos que el viva la muerte para provocar el pánico. Aquello fue un exterminio contra la gente culta", concluye.
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