En primer lugar debo pedir disculpas porque no sé hablar bien gallego.
Agradecimientos
En segundo lugar quiero transmitir nuestro más profundo agradecimiento a la Asociación de Vecinos del Barrio de Teis i al tesón de su junta directiva, con Avelino, Anxo y Antonio a su frente. También gracias a la Asociación Viguesa por la Memoria Histórica y gracias a todas las personas que trabajan por la recuperación de estos trocitos de historia que alivian la dignidad de unas personas buenas que murieron por defender la libertad.
Gracias al concello por haber autorizado la instalación de este monolito y por su apoyo a la recuperación de la memoria histórica. Gracias a todas las personas y entidades que se preocupan por reparar la verdad de una historia que fue manipulada durante 40 años.
Quiero también expresar mi agradecimiento al historiador Xoan Carlos Abad Gallego, del Instituto de Estudios Vigueses, porque él fue el que nos dio las pistas para encontrar datos sobre cómo murieron mis abuelos. Y gracias sobre todo a los vecinos, como Ramón, que han mantenido vivos a mis abuelos con sus recuerdos.
Y gracias a mi padre (y a mi tío) por haber sufrido en silencio la ausencia de sus padres y, pese a que seguro que la rabia y el rencor ha reinado en su corazón durante mucho tiempo, ha sabido educar a sus hijos en el respeto a los derechos humanos por encima de todo.
En nombre de todos los familiares de los vecinos de Teis asesinados por el franquismo os doy las gracias de verdad.
Memoria historica
Hoy es un día muy importante para todos nosotros, pero también para la historia de este barrio, de esta ciudad y de este país porque hoy rendimos homenaje a unas personas de las que se olvidó la transición, así que hoy hacemos un poquito de justicia.
Pero también porque se señaliza un lugar histórico que puede entrar dentro de la ruta de la conciencia, de una ruta que recuerde aquellos lugares donde se menospreció la vida humana y se asesinó vilmente a personas que creian en la libertad y la democracia.
Hoy se repara un agravio histórico, el que todavía sufren todas las personas que murieron en defensa de la democracia y en la lucha contra el fascismo, porque el regimen franquista impuso una memoria parcial, sólo centrada en las víctimas de su bando, a los que se les han hecho miles de homenajes, monumentos, reconocimientos, mientras que a las víctimas republicanas no tuvieron durante muchos años la más mínima consideración.
Afrontar y asumir los horrores y crímenes del pasado es un deber y una necesidad de las democracias, que tienen que curar las heridas mal cicatrizadas.
Gracias por reparar esta injusticia y restablecer públicamente la dignidad de estos luchadores por la libertad y la democracia. Porque no estamos sólo honrando a unos luchadores por la libertad sino transmitiendo a la sociedad que la democracia no fue gratis, que hubo mucho padecimiento de los que intentaron defenderla y de los que pudieron seguir luchando durante el franquismo para recuperarla.
Me gusta además, que este monolito se inaugure el mismo año en que se derribó otro, el que había en las Islas Cies.
Ángela Iglesias y José Niebla
Probablemente, muchos de los que hoy estáis aquí sabréis mejor que yo la historia de mis abuelos, pero permitidme que hoy la recuerde para aquellos que no la conocen con exactitud.
Angela Iglesias, Angelita, mi abuela, y José Niebla, mi abuelo, vivian en una casa en el número 101 de la calle Toural, con sus dos hijos, Pepe, mi padre, que tenía 4 añitos, y Chicho, mi tío, que tenía 2.
La madrugada del 11 de abril de 1937 un grupo de guardias civiles y falangistas rodearon la casa porque habian recibido el chivatazo de un vecino del barrio de que ocultaban a tres fuxidos, dos vecinos de Lavadores perseguidos por los falangistas y un sindicalista andaluz que habia defendido los derechos de los trabajadores.
Entraron en la casa y, en el sótano, donde estaban refugiados los tres fugidos, se produjo un tiroteo con el resultado de un falangista herido.
Mis abuelos eran protestantes, o al menos, a mi abuela la conocian por “la protestante”. Ella tenia 26 años y mi abuelo, que era fogonero en una draga del puerto, 34. Mi abuela estaba embarazada de su tercer hijo.
Como los tres fuxidos que estaban refugiados en la casa de mis abuelos lograron huir. Detuvieron a mis abuelos, les esposaron, les interrogaron, los torturaron y los trasladaron hasta aquí, junto a la ermita de A Guía, donde acabaron de matarlos a tiros.
Mi padre y mi tío, que se pusieron a salvo en casa de una vecina, se quedaron huérfanos. A la familia de mi abuela no le dejaron ver el cuerpo, tal era el estado en el que la habían dejado. Y les enterraron, supuestamente en el cementerio, aunque nadie nunca supo donde llevarles flores.
Quizá ahora venga la historia que no conozcáis tanto. Mi padre fue entregado a la familia de mi abuela y su hermano a la familia de mi abuelo. Pepe, mi padre, se fue a Camposancos, junto a la desembocadura del Miño, y Chicho, a Ferrol.
Tardaron 40 años en volverse a ver. No se reencontraron hasta que yo tenia 15 años, en los años 70. Es decir, el franquismo no sólo les arrebató a sus padres sinó que también les apartó de su hermano.
Historias como esta se han repetido en miles de familias por culpa de la Guerra Civil y actos como el de hoy tienen que servir pera que no se repitan nunca mais.
Maruja
Mirad si en aquella época se pasó miedo que la hermana de mi abuela, Maruja, que aún vive, acaba de cumplir 101 años y vive en una residencia en Barcelona, nunca ha querido hablar del episodio en que murió su hermana.
Le hemos preguntado, pero yo creo que aún vive con miedo y se niega a recordar la tragedia. Seguro que le habría gustado estar hoy aquí, pero su edad se lo ha impedido. Le enseñaremos las fotografias.
Claudia, Marc e Irene
Dejadme ahora que me dirija a los más pequeños. A Claudia, a Marc i a Irene, los biznietos de Angela y de José.
Hoy estais viviendo la mejor clase de historia que vais a recibir nunca. Es muy importante que no la olvideis nunca, es muy importante que sepáis que pasó y por qué y que seais concientes del dolor y del sacrificio que costó conseguir la libertad, la paz y la democracia. Cuántas personas inocentes murieron, cuántas familias quedaron truncadas. Es muy importante que lo recordeis para que cuando seais mayores los transmitais también a vuestros hijos. El objetivo es que no vuelva a suceder nunca mais.
Moitas gracias.
Francisco Niebla
Vigo, 27 de diciembre de 2008
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