Foto ABF 2008
“Venceréis, porque tenéis
sobrada fuerza bruta.
Pero no convenceréis”
sobrada fuerza bruta.
Pero no convenceréis”
Miguel de Unamuno
La guerra civil española hubo atrocidades en los dos bandos, aunque la violencia del lado republicano no hubo premeditación, al contrario de los golpistas que fue calculada y programada. Lo corrobora el hecho que el gobierno republicano fue él agredido por un golpe de Estado frustrado, que originó una sangrienta guerra civil. Los golpistas fueron los únicos culpables de todo lo ha acaecido, actualmente, hay algunos políticos de extrema derecha que intentan justificar a los sediciosos, con argumentos tendenciosos para tergiversar la verdad de los hechos. Pero la premeditación de aquellos acontecimientos fue estudiada y bien calculada por los militares sublevados.
Las alocuciones a continuación expuestas, determinan las intenciones de los militares golpistas: El general rebelde Francisco Franco, el 27 de julio declaró “salvaré a España del marxismo”. “No dudaré matar a media España si es necesario”.
General Mola julio 1936. “Hay que sembrar el terror. Yo veo a mi padre en las filas contrarias y lo fusilo”. “Hay que dar la sensación de dominio eliminando sin escrúpulos a todos los que no piensan como nosotros”.
El teniente general Queipo de Llano, para enardecer a los legionarios, manifestó: “Yo autorizo a matar como un perro a cualquiera que se atreva a ejercer coacción entre vosotros. Que si los hiciereis así, quedareis exentos de toda responsabilidad”.
El coronel Juan Yagüe, fue responsable de las matanzas en la ciudad de Badajoz, y desde entonces le valió el sobrenombre “el carnicero de Badajoz”.
La toma de Badajoz fue un suceso que ha quedado marcado en los anales de la guerra civil como el más perverso y cobarde.
Miles de civiles fueron lidiados en la plaza de toros de Badajoz, legionarios moros fueron los encargados de masacrar a golpe de bayoneta a sus víctimas.
Los tendidos estaban repletos de falangistas, frailes, monjas, terratenientes, y militares que aullaban divertidos ante aquel alucinante espectáculo. Cuerpos ensangrentados de hombres, mujeres, algunos que no habían alcanzado ni tan siquiera la pubertad yacían en la arena con horribles heridas expuestos a una muerte lenta. En total cuatro mil personas fueron asesinadas.
Estos sucesos sangrientos ocurridos durante la guerra civil fue el principio de una exterminación sistemática que prosiguió después terminada la guerra con los famosos juicios sumarísimos que perduraron hasta 1975.
Aún quedan militares supervivientes que ocuparon puestos de responsabilidad, y que actualmente disfrutan de un retiro feliz. Por algo ganamos la guerra, dicen, con fiereza recordando sus hazañas a base de condenar a sus rivales al paredón, sin el más mínimo escrúpulo ni arrepentimiento.
Personalmente me incorporé al maquis porque no había otra alternativa de combatir aquel sistema comprensor; era consciente del riesgo que corría si caía en manos de aquellos energúmenos. Pero el deseo de luchar contra aquel nefasto sistema fue más fuerte que mi aversión de empuñar las armas, y me decidí.
Como ex maqui, reivindico con orgullo nuestra lucha, que por nuestras convicciones democráticas supimos mantener sobre el terreno unas reglas de conducta que nos valió el apoyo y simpatía del pueblo. Lo contrario de los militares franquistas que para hacerse respetar sembraban el terror, asesinando aquellos que no pensaban como ellos.
La guardia civil tampoco se quedaba atrás en estos excesos, al extremo que llegó a cometer crímenes con el único objetivo de endosarlo a los maquis; con el fin de mancillar su imagen ante la opinión pública. La prensa de la época hacía eco de aquellos burdos embustes de antemano preparados, creando una atmósfera hostil contra aquellos hombres que tenían una moralidad ejemplar a toda prueba. Lo inverso del ejército franquista, que poseía una mala reputación por sus crímenes, y por haber luchado codo a codo con las potencias del Eje, la Alemania nazi de Hítler y la Italia fascista de Mussolini. En definitiva un historial indigno.
Los maquis últimos resistentes de la República, han sido ignorados por todos los gobiernos que se han ido sucediendo desde el inicio de la transición: Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar y José Rodríguez Zapatero. Todos ellos son cómplices, afirman, que la memoria histórica es un problema resuelto, y que prescribió en 1977, con la aprobación de la Ley de Amnistía. Es totalmente falso; Cuando está más que comprobado que hubo torturas, violaciones, desapariciones, juicios sumarísimos... Fue una exterminación de antemano proyectada desde el principio, y que el franquismo mantuvo hasta el fin. Por tanto son crímenes de lesa humanidad, delito que no prescribe nunca, según las normas del derecho internacional de los derechos humanos. Quieran o no quieran reconocerlo, es así. Un “Estado de Derecho”, como dicen que es España, en donde no se respetan los convenios internacionales de los derechos humanos. Es un motivo para inquietarse.
(Memorias de Joan Busquets)
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