LQSomos. Juanbe Moreno. Abril de 2010.
Asociaciones de prestigio como “Human Rights Watch” o “Amnistía Internacional”, asisten incrédulas a la dura visión del espectáculo mediático en el cual, los verdugos de los derrotados —¿Sindicato? ultraderechista “Manos Limpias”, Falange Española y la Asociación xenófoba “Libertad e Identidad”— sientan en el banquillo de los acusados al juez que ha tratado de investigar los crímenes del franquismo, algo que el propio Estado Democrático ha rehusado hacer en este largo periodo transitorio hacia la verdadera Democracia.
Llamar Estado Democrático a un país cuyo jefe del estado se designa por los lazos sanguíneos comunes con su antecesor puede resultar una quimera. Tampoco ayuda el ser el segundo país con mayor numero de desaparecidos del mundo, superando en cantidad a Hispanoamérica en su totalidad. Las calles de las localidades de este país, no solo de los pueblos pequeños, sino las de la misma capital, se llenan precisamente de los nombres de los que abarrotaron las cunetas y fosas comunes de ciudadanos que, precisamente, defendieron de una manera activa o pasiva un estado de derecho arrebatado por las armas, y esto después de casi tres años de la creación de la Ley 52/2007, más conocida como “Ley de la Memoria”.
Asociaciones de prestigio como “Human Rights Watch” o “Amnistía Internacional”, asisten incrédulas a la dura visión del espectáculo mediático en el cual, los verdugos de los derrotados —¿Sindicato? ultraderechista “Manos Limpias”, Falange Española y la Asociación xenófoba “Libertad e Identidad”— sientan en el banquillo de los acusados al juez que ha tratado de investigar los crímenes del franquismo, algo que el propio Estado Democrático ha rehusado hacer en este largo periodo transitorio hacia la verdadera Democracia.
Llamar Estado Democrático a un país cuyo jefe del estado se designa por los lazos sanguíneos comunes con su antecesor puede resultar una quimera. Tampoco ayuda el ser el segundo país con mayor numero de desaparecidos del mundo, superando en cantidad a Hispanoamérica en su totalidad. Las calles de las localidades de este país, no solo de los pueblos pequeños, sino las de la misma capital, se llenan precisamente de los nombres de los que abarrotaron las cunetas y fosas comunes de ciudadanos que, precisamente, defendieron de una manera activa o pasiva un estado de derecho arrebatado por las armas, y esto después de casi tres años de la creación de la Ley 52/2007, más conocida como “Ley de la Memoria”.
Los “crímenes contra la humanidad” no prescritos, donde entran los más de 140.000 desaparecidos, miles y miles de ejecutados con juicios sin valor jurídico o fallecidos en las cárceles. Millares de familias en la más absoluta indigencia después de las incautaciones de todos sus bienes ordenadas por el nuevo estado. La naturaleza violenta del franquismo en su cara más tétrica y miserable, con sus múltiples manifestaciones represivas, como medio de llegar al fin concreto del exterminio al vencido.
Todo esto es algo que no debieron entender los tan aclamados padres de la Democracia en aquellos tiempos que tuvieron en su manos el cambio presuntamente democrático, que se tradujo en un olvido pactado en pos de no se sabe bien que, dado los acontecimientos posteriores que llevamos padeciendo.
La Transición, palabra maldita que supuso el afianzamiento del verdadero poder social, económico, religioso y militar del franquismo, eso si, todo ello revestido de un buen maquillaje predemocrático, donde bastantes años después todavía las catacumbas de la derecha estaban abarrotadas de fieles y nostálgicos que no tenían muy claro si exponer sus simpatías políticas ante el nuevo estado. Todo cambia tras la victoria del PP en el año 1996. La impunidad del pasado les hizo fuertes. Los herederos políticos del franquismo, con muchos de ellos incluidos en sus filas abiertamente, sin esconderse, desafiantes, mueven los hilos y, las grandes fortunas financian las ingentes tiradas de los autores del revisionismo histórico. Los diez millones de votos emitidos hacia este partido, más cerca de la derecha extrema que de la derecha civilizada (¿O existió alguna vez esta derecha?), lo convierten en uno de los partidos fascistas más importante de Europa.
Una cosa es dejar llevar banderitas republicanas en la solapa, permitir exhumaciones donde los jueces se inhiben hasta de aparecer por las fosas abiertas llenas de huesos llenos de dignidad —la misma que les faltó a los asesinos que los sepultaron—, cambiar el nombre de cuatro calles, etc. Pero cuando la caja de Pandora amenazaba abrirse, con las derivaciones imprevisibles en cuanto a las consecuencias jurídicas contra los ejecutores materiales de los desmanes amparados por la dictadura, los falangistas que todos llevan dentro dijeron ¡basta!, y un juez instructor de la causa, Don Luciano Varela, por cierto fundador de “Jueces para la Democracia”, llega a la conclusión que hay indicios suficientes de prevaricación por parte de Don Baltasar Garzón en sus actuaciones.
La inhabilitación se producirá en breve, y veremos el triste espectáculo de los falangistas brindando por su ansiada condena, y el caso “Gurtel” pasando a hurtadillas para que no toque mucho la fibra sensible de los votantes.
Tal vez en estos tiempos que algunas iglesias piden perdón por los delitos de pederastia del pasado, o países como Alemania o Rusia por las matanzas en la IIª G.M., es hora que los partidos de izquierda que se tomaron la libertad de pactar una Transición vergonzosa, entonen el “Mea Culpa” que, por lo menos llegue a las familias que estos días asisten atónitas a la llegada del juicio al magistrado exponente máximo, de las pretensiones de justicia hacia sus desaparecidos.
No hay comentarios :
Publicar un comentario