CARLOS ISERTE 21/12/2009
Cada 26 de julio el Alcázar de Toledo se convierte en la meca de la derecha más rancia del país: fascistas, falangistas, extremistas y la “vieja guardia” del franquismo peregrinan hasta el Alcázar de Toledo para rendir culto al jefe de la trama golpista del “23-F”, el ex general Jaime Milans del Bosch, enterrado en la cripta de lo que dentro de unos meses será el Museo del Ejército, al que los familiares de los llamados “defensores” de este emblemático edificio tienen el derecho a visitar cuando quieran y les plazca. Aquí, en Toledo, la historia más “casposa” y el modernismo más vanguardista se dan la mano, con la Iglesia bendiciendo todo lo que haga falta.
Cada 26 de julio el Alcázar de Toledo se convierte en la meca de la derecha más rancia del país: fascistas, falangistas, extremistas y la “vieja guardia” del franquismo peregrinan hasta el Alcázar de Toledo para rendir culto al jefe de la trama golpista del “23-F”, el ex general Jaime Milans del Bosch, enterrado en la cripta de lo que dentro de unos meses será el Museo del Ejército, al que los familiares de los llamados “defensores” de este emblemático edificio tienen el derecho a visitar cuando quieran y les plazca. Aquí, en Toledo, la historia más “casposa” y el modernismo más vanguardista se dan la mano, con la Iglesia bendiciendo todo lo que haga falta.
En realidad no es el 26 de julio el día más destacado. No. El día preferido por los nostálgicos, por los concejales del PP que se niegan a condenar el golpe de Estado de 1936, por aquellos que todavía se levantan por la mañana con su frase preferida: “sin novedad en el Alcázar”, es el 27 de septiembre, cuando la imagen de la Virgen del mismo nombre recorre las empedradas calles de Toledo desde la catedral hasta la cripta del Alcázar, con la Iglesia a su lado y bendiciendo el levantamiento nacional que llevó a este país a una guerra fraticida.
Los familiares tendrán “la llave” del Museo
Todo esto puede parecer un guión de película nunca rodada, pero la realidad está a escasos 70 kilómetros de Madrid. En el Alcázar de Toledo existe un cementerio donde pueden ser enterrados los “defensores” y familiares de aquellos que se levantaron en 1936 contra el Gobierno legítimo de la II República. El caso es que estos privilegiados, mejor dicho, sus familiares, pueden visitar cuando quieran la cripta donde descansan los restos de sus seres queridos, con la particularidad que este enterramiento se encuentra en las mismas instalaciones que ocupa el nuevo Museo del Ejército de Tierra que, próximamente, abrirá sus puerta en este emblemático edificio toledano, por lo que los familiares de Milans y compañía tendrán “la llave” del lugar para poder ir a llorar a sus muertos.
El falso despacho de Moscardó En este sentido, el secretario de Estado de Defensa, Constantino Méndez, ha garantizado el futuro de las criptas, su protección y el acceso para que los familiares puedan visitarlas. No así el mantenimiento del despacho del coronel (posteriormente ascendido a general) Morcardó, que a juicio del Ministerio de Defensa que dirige Carme Chacón representa un “falso museístico”, aunque lo preservará pero no lo exhibirá con el resto de las colecciones que se mostrarán en el nuevo Museo del Ejército.
Catálogo franquista
De cualquier forma, Méndez se ha comprometido a completar antes de que finalice este mes de diciembre el catálogo con los elementos franquistas que se deben suprimir en el nuevo Museo del Ejército y a modificar aquellos signos externos que contengan alusiones al anterior régimen, según recoge la Ley de Memoria Histórica. Lo que no ha precisado es hasta cuándo podrán ser enterrados estos personajes en la cripta del Alcázar y por qué estos extremistas mantienen privilegios que todos creíamos derogados.
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