Indignación en Israel por la orden de arrestar a Livni

La exministra israelí evita viajar a Londres debido al mandato de un tribunal británico

16/12/2009 TENSIÓN ENTRE LONDRES Y TEL-AVIV

RICARDO MIR DE FRANCIA GAZA
Como viene ocurriendo cada vez que un tribunal o una organización internacional cuestionan la conducta de Israel durante la brutal ofensiva sobre Gaza de la pasada Navidad, el Estado hebreo cierra filas y reacciona con indignación contra el mensajero. El patrón se repitió ayer tras conocerse la orden de arresto pasajera emitida por un tribunal británico contra la que fuera su ministra de Exteriores durante la guerra, Tzipi Livni, por presuntos crímenes de guerra. Israel protestó llamando a consultas al embajador británico y advirtió de que las relaciones bilaterales se resentirán si Londres no desautoriza al tribunal.

«No permitiremos que a nuestros soldados y comandantes, que nos defendieron de forma ética contra un enemigo cruel, sean llamados criminales de guerra. Nos oponemos a este absurdo», declaró ayer el primer ministro, Binyamín Netanyahu. En Israel todavía escuece el informe de la ONU elaborado por el juez Richard Goldstone, en el que calificó de «crímenes de guerra» las acciones del Ejército hebreo en Gaza. Goldstone, al que el embajador israelí en EEUU comparó con los nazis, recomendó trasladar la investigación a tribunales internacionales.

ABOGADOS DE PALESTINOS / La orden de arresto contra Livni partió de un tribunal londinense, a instancias de los abogados de varias víctimas palestinas. Poco después la retiró, al descubrir que la exministra y hoy jefa de la oposición había cancelado su viaje a Inglaterra por temor a ser detenida. «No tengo problemas con que el mundo quiera juzgar a Israel», dijo ayer Livni. «El problema es cuando se equipara a los terroristas con los soldados israelís».

La jefa de filas de Kadima fue uno de los cerebros de la embestida contra la franja, concebida para detener los cohetes palestinos y restaurar el poder de disuasión de Israel, diezmado durante la contienda contra Hizbulá del 2006. Si en el Líbano murieron 10 libaneses por cada israelí, en Gaza la proporción pasó a ser de 100 a 1. En total 1.400 palestinos, la gran mayoría civiles.

«Es hora de pasar a la ofensiva. Tenemos que usar la diplomacia real para decirle al Reino Unido, a España y todos esos estados que no vamos aguantar más», dijo con tono amenazador el ministro, Silvan Shalom. Y eso es precisamente lo que hizo la cancillería israelí con el embajador británico. Según el diario Haaretz, sus diplomáticos le exigieron que se cambie la ley que permite perseguir a los oficiales israelís al amparo de la justicia universal. En el caso de España las presiones funcionaron. El ministro Miguel Ángel Moratinos promovió su reforma en el Parlamento a instancias de Tzipi Livni, después de que se admitiera a trámite una querella contra oficiales israelís en la Audiencia Nacional.

Al Gobierno británico el vendaval parece haberle cogido por sorpresa. El jefe de su diplomacia, David Miliband, prometió ocuparse sin demora del asunto.