"Durante la noche del 2 al 3 de noviembre, la hemorragia intestinal de Franco se intensificó. La cama, la alfombra y la pared más cercana estaban empapadas en sangre. Para detenerla, los veintitrés especialistas que entonces lo asistían decidieron realizar una operación de urgencia. Sin tiempo para trasladarlo a un hospital adecuadamente equipado, la realizaron en un quirófano improvisado en el puesto de primeros auxilios de la guardia de el Pardo".
Así de esa manera tan dramática y a la vez surrealista, nos cuenta Paul Preston[1] la larga agonía de Franco, y a la vez de un Régimen, cuyo mayor valedor, Luis Carrero Blanco, había sido asesinado el 20 de diciembre de 1973 por ETA, y era voz común que con la colaboración de la CIA, hecho que aunque fue negado por los autores, todavía hoy día permanece la sospecha de su implicación, sobre todo tras desclasificarse en el 2008 una nota de la Embajada Americana dirigida al Departamento de Estado de EEUU en la que se decía: "El mejor resultado que puede surgir... sería que Carrero desaparezca de escena"
Su negación, durante la guerra del Yom-Kipur,[2] en octubre de 1973, para que los aviones americanos pudieran utilizar las bases americanas en territorio español, haría comprender a EEUU, que el posible sucesor de Franco, no colaboraría con ellos en el futuro.
Estos acontecimientos sumían a España en una serie de incertidumbres políticas, ante las que eran incapaces de reaccionar los gobernantes del momento, más ocupados en clarificar el futuro político (el de la nación y propio) que se avecinaba, metidos en la dialéctica de: los franquistas de continuar con el régimen franquista y los aperturistas que preconizaban una democracia al estilo de otros países de nuestro entorno. Esta situación de inseguridad fue aprovechada por el rey de Marruecos, Hassan II, que nunca había ocultado sus deseos del "Gran Marruecos" y además ante las crecientes oposiciones a su régimen personalista, era un buen momento para crear un centro de atención exterior que borrara de la atención pública a los descontentos.
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