El País / JUAN GÓMEZ - Berlín - 22/07/2011
La sepultura del gerifalte nazi Rudolf Hess en Wunsiedel (Baviera) fue desmantelada en la madrugada del miércoles. Desaparece así la tumba del hombre al que Adolf Hitler dictó Mi lucha, el programa político del régimen que organizó el Holocausto. Sus despojos serán quemados y las cenizas esparcidas en alta mar después de que la comunidad cristiana evangélica del lugar denegara a los descendientes de Hess prorrogar el arrendamiento del sepulcro.
Desde que Hess se ahorcó en 1987 en la cárcel de Spandau, Wunsiedel se había convertido en meca de los neonazis. Los ultraderechistas del partido NDP y otros grupúsculos neonazis organizaban una marcha cada 17 de agosto para homenajear al mártir Hess.
Según el diario Süddeutsche Zeitung, una de las nietas de Hess se opuso a que removieran los restos de su abuelo. Las autoridades locales lograron convencerla para que aceptara la exhumación y evitar así que el lugar siguiera atrayendo la atención neonazi.
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