Viernes, 27 de mayo de 2011
El Estado debe asumir la tarea del perdón por el agravio causado a las víctimas de Franco, según la filósofa Amelia Valcárcel
“Negarse a abrir las fosas es declararse beligerante”
En la España actual “queda un impagado muy fuerte” no saldado tras el franquismo y que impide la reconciliación nacional
Al Estado corresponde asumir la tarea del perdón como un ejercicio común y colectivo necesario en la España contemporánea, imprescindible para alcanzar la reconciliación nacional, afirmó ayer la filósofa Amelia Valcárcel. La catedrática de Filosofía Moral y Política de la UNED participó ayer en las II Jornadas sobre Políticas de Memoria y Construcción de Ciudadanía, que organizan en Madrid la Fundación Contamíname y la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH).
En España “no ha habido reconciliación nacional”, porque entonces, “no se negaría la apertura de las fosas con el argumento de que hacerlo es tensionar la convivencia pacífica; negarse a abrir las fosas es declararse beligerante en una guerra que ya está acabada”, aseguró Valcárcel, quien subrayó que esta negación impide reconocer “silencios que no han sido levantados”. Otra dificultad para alcanzar la reconciliación nacional es que “parte del crimen es posterior a la contienda”, de forma que el agravio “solo estaba en una parte”.
Por otro lado, por razones biológicas, “los que tendrían que pedir perdón ya no están” y esto convertiría el daño causado en algo “imperdonable”. La justicia, dijo la profesora, “es el fin de la venganza” y cualquiera de sus formas parte de un “modelo taliónico”, en el que se compensa el daño, según la fórmula histórica, incluyendo en la compensación requerida una quinta parte “por el agravio, es decir, por el que comenzó el daño”.
Por estos motivos, y para superar casos individuales, “lo esperable para una memoria del agravio” es que sea asumida por el Estado, al que corresponde hacerse cargo de esa memoria con acciones como la celebración de “una ceremonia de perdón real”, la creación de memoriales y la restitución del honor de las víctimas. Esta tarea es imprescindible porque “este país necesita construir ese perdón” y porque “todavía hay una excesiva beligerancia y queda un impagado muy fuerte”.
La institución del perdón “es importantísima”, dijo Amelia Valcárcel, quien hizo un recorrido histórico de este concepto en la cultura occidental, donde la idea aparece a partir del cristianismo y se reformula en la segunda mitad del siglo XX, tras los campos de concentración, cuando se estableció que “todo puede ser perdonado, pero nada debe ser olvidado”, de forma que la memoria es un contenido que ya no puede separarse del perdón: olvidar el mal sufrido por otros es “restar dignidad a la Humanidad”, sentenció.
Saludos,
Prensa Contamíname
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