Insólita decisión que encubre los cierres de medios de comunicación
que el ex juez español ordenó en España, con demostrados hechos de
torturas a los empleados de varios de ellos.
Diario EGIN, la
Radio Egin Irratia, la revista Ardi Beltza (Oveja Negra, en
lengua vasca), la revista Kale Gorria (Calle Roja),
Revista Solidaridad (Revista de la ilegalizada por Garzón Asociación
de Familiares y Amigos de Presos Políticos, cercana al
movimiento antifascista)...
No son los únicos casos de esta particular relación de Garzón con la prensa de izquierdas.
Durante la llamada "Operación Garzón contra el independentismo
catalán", llevada a cabo en 1992 para garantizar la "paz olímpica"
previa a los Juegos Olímpicos de Barcelona, fueron torturados durante el
operativo de la Guardia Civil, los periodistas Oriol Malló y Eduard
López, ambos trabajadores de los semanarios catalanes El
Temp y El Punt respectivamente.
Suerte parecida corrió el periodista gallego Pepe Rei, autor del
libro Garzón, la otra cara, un reportaje de investigación que ha servido
de fuente para muchos reportes de esta iniciativa; también denunció los
vínculos de las fuerzas de seguridad españolas en el aumento de la
circulación de droga entre los barrios populares del País Vasco y
Galicia.
Y la historia no termina aquí. La periodista
catalana Teresa Toda, subdirectora de Egin, fue encarcelada por Garzón
acusada de colaborar con la organización armada vasca ETA, categoría a
la que han ingresado centenares de presos políticos en España gracias a
la teoría del "todo es ETA", impulsada por Garzón.
La misma situación vivieron el propio director de la revista, Jabier
Salutregi y los miembros del Consejo de Administración Isidro Murga,
Patxo Murga, Karlos Trenor, Xabier Alegria, Joxean Etxeberria,
Pablo Gorostiaga, Jexux Mari Zalakain, Manu Intxauspe, y José Luis
Elkoro.
Tampoco está de más recordar el caso de Tayseer
Alouni, reportero sirio de la cadena árabe Al Jazeera, que fue detenido
por Garzón tras haber sido el único periodista que consiguió hacer una
entrevista al líder de Al Qaeda Osama Bin Laden.
Esta detención se hizo en el marco de la participación española en la
guerra de Irak y donde Garzón, si bien se presentó como orador en una
manifestación anti Guerra, detuvo a Alouni en función de la lógica que
EEUU y el Gobierno español estaba desarrollando contra ciudadanos
de origen árabe. Hubo numerosas protestas de trabajadores de prensa de
todo el mundo.
En el marco de la misma operación que Garzón
ordena para cerrar Egin, el compañero de Garzón en la Audiencia
Nacional, el juez Juan del Olmo, ordenó cerrar el único diario en lengua
vasca en esa época Euskaldunon Egunkaria, operación donde fueron
torturados cinco de sus trabajadores, entre ellos su director, Martxelo
Otamendi.
Este último caso terminó con los imputados absueltos, y en el caso de
Egin, nunca se pudo comprobar las acusaciones de Garzón, pero se
consiguió llevar a la empresa a la ruina económica.
Son solo
una lista, no exhaustiva, del aprecio que tuvo Garzón por la libertad de
prensa cuando era juez en la Audiencia Nacional.
AMNESIA: Hebe de Bonafini que en su momento denunció a Garzón
por avalar las torturas de militantes vascos terminó sucumbiendo a la
amnesia general y ahora es una de sus grandes defensoras, amén de
entregarle el pañuelo de las Madres a otro que bien baila, Aníbal
Fernández, el mismo funcionario que convalidó el asesinato de los
piqueteros Maximiliano Kostecky y Darío Santillán.
El apoyo al golpismo y sus medios en Venezuela
La beligerancia de Garzón con los medios de comunicación populares en
España contrasta con la amistad y causa común que llevó adelante con el
canal de televisión de Venezuela RCTV, que fue afectado en 2007 por
una no renovación de su licencia administrativa de emisión analógica
(pero que no afectaba a su emisión por satélite).
La decisión, adoptada por el gobierno del Presidente de la República
Bolivariana de Venezuela Hugo Chávez, estaba motivada por la abusiva
concesión que había tenido el canal bajo gobiernos anteriores y que
afectaba a la equitativa distribución del espacio radioeléctrico.
Hay que recordar que RCTV fue uno de los canales de TV que falsificó
las pruebas audiovisuales de la llamada "Masacre de Puente Llaguno",
donde los medios opositores distorsionaron las imágenes para hacer creer
a los espectadores que los militantes chavistas disparaban a multitudes
opositoras.(1)
Garzón acudió a Venezuela a dar apoyo a la
dirección de RCTV junto a los empresarios de CONINDUSTRIA, que en ese
momento llevaba una fuerte campaña de boicot y sabotaje económico contra
el gobierno de Chávez.(2)
Llegados al absurdo de la amistad
de Garzón con la prensa "libre", no está de más recordar la agresión de
sus custodios a un periodista que lo fotografió tropezándose en el
acceso principal de la Audiencia Nacional, al que ordenó arrebatarle la
cámara en 1995.(3)
Sin embargo en nuestro país, le dan el
premio que se otorga a los paladines de la libertad de expresión. Todo
un premio a su trayectoria.
Los que conformamos esta
Iniciativa recordamos con ternura a una Hebe de Bonafini y a Hebe de
Mascia, que allá por 1999 mandaba palabras de aliento a los que en
diferentes puntos del territorio ibérico eran perseguidos por el ahora
adulado ex juez: "El que encarcela a la gente por lo que piensa es
un Estado terrorista".(4)
1-http://videotecaalternativa.net/puente-llaguno-clave-de-una-masacre
2-http://www.cubainformacion.tv/index.php/otros-especiales/quitando-mascaras/1133-el-juez-garzon-en-venezuela-la-paja-en-el-ojo-ajeno
3-http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1995/03/28/011.html
4-http://lahaine.org/paisvasco/hebeelqueencarcela.htm
TESTIMONIO DE UN PERIODISTA AL QUE GARZÓN DEJÓ SIN TRABAJO
Garzón no cerrará más periódicos
Por Joxerra Bustillo ( periodista del diario Egin, clausurado por Garzón)
(este artículo fue escrito en febrero 2012, cuando a Garzón lo dieron
de baja por simular investigar los crímenes del franquismo)
He seguido desde la distancia la peripecia judicial del juez de instrucción Baltasar Garzón. Desde que ordenó la clausura del diario "Egin" y
la emisora "Egin Irratia", allá por julio de 1998, no es santo de mi
devocion, por razones obvias. Para quien no lo sepa, fui uno de los
periodistas damnificados por aquel cierre y varios compañeros de trabajo
y amigos permanecen hoy en la cárcel con motivo de aquella operación made in Garzón.
La sentencia que se ha conocido hoy, por la que se inhabilita y separa
de la carrera judicial a este hombre, supone un gran alivio. Ya no
ordenará el cierre de más periódicos. Ya no ordenará más escuchas a
abogados de presos. Ya no seguirá haciendo lo que le venga en gana, como
ha hecho hasta ahora. Incluida su cínica postura ante las innumerables
denuncias de tortura realizadas cara a cara por presos vascos.
No soy ingenuo. Sé perfectamente que quienes lo han denunciado son una
cuadrilla de sinvergüenzas relacionados con tramas de corrupción, pero
si el axioma de que el fin no justifica los medios debe prevalecer,
Garzón también debe cumplirlo. En el caso de los abogados de presos
vascos siempre se ha saltado ese principio. Se han grabado las
conversaciones de los abogados con sus defendidos como norma habitual.
Garzón, y otros jueces de instrucción como él, han actuado a su antojo,
amparados en la razón de Estado.
Policías encapuchados clausuran el periódico Egin, obedeciendo órdenes de Garzón
El paradigma ha cambiado cuando esa práctica ilegal y antidemocrática
les ha sido aplicada a abogados de detenidos de alto estanding,
implicados en la trama Gürtel. Garzón se pasó de listo y pinchó en
hueso. Se creía, como el Borbón, intocable, cuando se había labrado una
interminable lista de enemigos. Y se ha quedado fuera de su querida
Audiencia Nacional, para siempre.
En el caso de las víctimas
de la Guerra Civil, guiado por su megalomanía enfermiza, ha intentado
abrir una Causa General contra el franquismo. Un loable afán, si no
fuera porque se ha acordado tarde de las víctimas y se ha saltado a la
torera los pactos que los antecesores de quienes ahora le jalean -léase
el PCE y el PSOE- suscribieron a escondidas con los franquistas
reciclados, encabezados por Suárez y Fraga.
Esa Causa General debió ser abierta a instancias de un primer gobierno
democrático tras la muerte de Franco, incluyendo entre los acusados a su
sucesor en la Jefatura del Estado, pero nunca se hizo, y de aquellos
polvos estos lodos.
Por otra parte, da lástima esa "izquierda
garzoniana", que olvida todos los atropellos protagonizados por este
juez estrella, y se agarra como clavo ardiendo a su paripé contra
Pinochet y su guiño judicial a los que reclaman, con dignidad, la
memoria histórica de los derrotados. Una "izquierda" patética, incapaz
de plantar cara a una Constitución monárquica infumable, verdadero
obstáculo para una verdadera regeneración democrática del Estado
español. Siempre les quedará la opción de auparlo de líder carismático
cara a las próximas contiendas electorales.
Pero más allá de
esas miserias políticas, lo significativo, lo que tiene verdadero
relieve, es que un juez de instrucción que ha protagonizado a lo largo
de su carrera en la Audiencia Nacional incontables irregularidades, ha
sido, por fin, puesto en su sitio por sus compañeros del Tribunal
Supremo y además por unanimidad. Seguro que en la sentencia han podido
influir prejuicios personales y políticos contra él, pero esa
circunstancia es el pan nuestro de cada día en esas instancias.
Retirado de la primera línea de combate en defensa del Estado, por su
propia prepotencia, el juez que elaboró la teoría del "todo es ETA"
acaba su carrera profesional, saliendo por la puerta de atrás. Ahora lo
único que deseo es que su reciclaje profesional no tenga nada que ver
con Euskal Herria y sus gentes. Viviremos más tranquilos.