El 17 de agosto de 1963 Joaquín Delgado y Francisco Granado, dos militantes libertarios, fueron ajusticiados ejecutados a garrote vil en la cárcel de Carabanchel. Sólo habían pasado 17 días desde su detención, acusados de colocar explosivos en los edificios del Ministerio de Gobernación franquista.
En 1996, Antonio Martín y Sergio Hernández confesaron en este documental de la televisión francesa que ellos fueron los verdaderos autores de esa acción. Sin embargo, la justicia nunca ha reconocido la inocencia de los dos ejecutados.
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