¡Hasta la victoria final! 16/8/13
Ayer a las ocho de la tarde tuvo lugar en Badajoz una manifestación convocada por la recién reflotada Coordinadora Antifascista de Extremadura y por el BAAMB (Bloque Antifascista, Antirracista y Multicultural de Badajoz; una refundación de restos del 15-M y un grupo anarquista), en memoria de la Matanza de Badajoz.
Ayer a las ocho de la tarde tuvo lugar en Badajoz una manifestación convocada por la recién reflotada Coordinadora Antifascista de Extremadura y por el BAAMB (Bloque Antifascista, Antirracista y Multicultural de Badajoz; una refundación de restos del 15-M y un grupo anarquista), en memoria de la Matanza de Badajoz.
La
asistencia desbordó las expectativas para una ciudad en que el hilo rojo
y las tradiciones de lucha llevan largo tiempo rotas, ya que contamos
con una asistencia de unas 150 o 200 personas en el momento más álgido.
Pese a que la cifra no es muy alta si tenemos en cuenta que Badajoz
tiene más de 150 000 habitantes, sí podemos considerar que, dado el
carácter de la convocatoria y el nivel de discurso que se alcanzó, esta
ha sido un triunfo.
Supuso un triunfo porque consiguió reunir
en un solo acto a muchas corrientes de la izquierda extremeña y a
personas de todas las edades en un acto que aunó memoria histórica y
reivindicación popular (adjuntamos el manifiesto) recorriendo las calles
con lemas como "Franquismo y Transición la misma mierda son", "Juan
Carlos primero de Franco es heredero", "Milicianos, nosotros no
olvidamos", etc. La lectura del manifiesto (elaborado casi entero por
Red Roja) tuvo muy buena acogida y ya se está hablando de convertir este
acto en tradición, con lo que el siguiente reto sería implicar a las
asociaciones de memoria histórica y familiares de asesinados, así como
una mayor difusión y concienciación para convertir lo que ha sido una
manifestación de organizaciones de izquierda en una respuesta popular al
fascismo y al régimen.
MANIFESTACION DE LA CORDINADORA ANTIFASCISTA DE EXTREMADURA
El día 25 de marzo de 1936, un terremoto de
lucha popular sacudió Extremadura. Durante la madrugada de ese día, bajo
un aguacero y al grito de '¡viva la República!', decenas de miles de
campesinos y campesinas sin tierra (alrededor de 80.000 según las
fuentes más fidedignas), de forma pacífica y sin que se produjera
incidente alguno con propietarios o fuerzas del Estado, recuperaron más
de tres mil fincas que sumaban casi 250.000 hectáreas en prácticamente
todos los términos municipales de nuestra tierra, en lo que, sin lugar a
dudas, constituye una de las mayores movilizaciones populares de
nuestra historia.
Estos hechos tuvieron como consecuencia una de
las represiones más cruentas de toda la Guerra Civil española. La tarde
del 14 de Agosto de 1.936, 2.250 legionarios, 750 regulares marroquíes y
cinco baterías de artillería, al mando del Teniente Coronel Juan Yagüe,
y tras bombardear la ciudad por tierra y por aire con aviones del
régimen fascista de la Italia de Mussolini, consiguieron romper la
defensa de la ciudad defendida por 3.000 milicianas y milicianos
republicanos, muchos de ellos braceros que habían participado en la
recuperación de las tierras meses antes y de unos 500 soldados leales a
la legitimidad republicana.
Esta fatídica tarde, la ciudad cayó en manos
de los generales traidores a la República que, bendecidos por el clero y
aplaudidos por la oligarquía, desencadenaron una represión cruenta y
calculada que todavía hoy está grabada a fuego en la memoria colectiva
del pueblo de Badajoz. De los muchos testimonios recogidos en el libro
del historiador Francisco Pilo hay uno que destaca, el de un empleado
municipal que relató los hechos así:
La guardia civil fue a buscarlo a su casa a
las tres de la madrugada del 15 de agosto, "porque había trabajo".
(...) Uno de los civiles dijo que cogiera el camión del corral, que nos
teníamos que ir a la plaza de toros. (...) A las tres y media llegaron a
la plaza. "Dentro del ruedo, a mano izquierda, había varios muertos en
fila y nos dijeron que los cargáramos en el camión y nos los lleváramos
al cementerio". Volvieron a la plaza y dentro "había más muertos, pero
no todos juntos, sino un montón aquí y otro más allá. Después supe que
los sacaban por tandas y los iban fusilando. Aquel día dimos por lo
menos seis viajes".
El número exacto de víctimas a día de hoy
sigue siendo un enigma, aunque la más aceptada es la del propio artífice
de la Matanza, que confesó al periodista americano John T. Whitaker:
“Claro que los fusilamos. ¿Qué esperaba? ¿Suponía que iba a llevar a
más de 4.000 rojos conmigo mientras mi columna avanzaba contra reloj?
¿Suponía que iba a dejarlos sueltos a mi espalda y dejar que volvieran a
edificar una Badajoz roja?”.
Declaraciones como estas dejan claro el
carácter del fascismo, cuyo fin no es otro que instalar un régimen de
represión, persecución permanente y asesinato contra la construcción de
poder popular en las etapas históricas en que la careta de falsa
democracia no es capaz de esconder la explotación y el robo clamoroso
que sostiene el sistema capitalista para el mantenimiento de los
privilegios de unos pocos a costa de la mayoría trabajadora.
A día de hoy, cuando se derrumban las
fantasías de la prosperidad capitalista ante una crisis económica sin
precedentes que el propio mercado ha provocado, el antifascismo tiene
que contribuir a la recomposición de fuerzas populares para organizar la
respuesta colectiva a los ataques del poder, entendiendo que el origen
de la institucionalidad actual del Estado español no se encuentra en el
apaño constitucional del 78, sino en la victoria del bando
nacional-católico en 1939. Esa es la razón por la cual las instituciones
y las organizaciones de la base social del régimen intentan borrar
nuestra memoria, es por eso que aquellos que se dicen “socialistas”
derribaron la Plaza de Toros en 2002, es por eso que el Ayuntamiento
franquista de esta ciudad tiró y reconstruyó las tapias de los
cementerios donde asesinaron a los defensores de nuestra libertad. Y es
que, como dijo Fraga (fundador del Partido Popular), "El franquismo ha
sentado las bases para una España con más orden. De hecho, no hay más
que comparar la España de hoy con la de los años treinta." Este es su
orden y esta es su España.
Por todo ello, pensamos que el combate
antifascista debe tener por objetivo hoy, como ayer, la construcción de
una sociedad diferente, diametralmente opuesta al proyecto del capital
internacional, de la oligarquía española y los caciques en la que la
tierra sea para los que la trabajan, en la que la economía esté dirigida
por la clase trabajadora y el pueblo, y se encuentre al servicio de
toda la población en vez de servir a los intereses de una minoría
parásita; una sociedad en que la igualdad de derechos de hombres y
mujeres sea un hecho y no una declaración de intenciones sobre el papel,
sin discriminación por razón de nacionalidad, raza u orientación
sexual; una sociedad sin imperialismo, que permita la autodeterminación
de todos los pueblos (también de las distintas nacionalidades del Estado
español) y el mantenimiento de nuestras culturas, lenguas y naturaleza.
Como antifascistas, somos en consecuencia anticapitalistas, pues como ya se preguntó Bertolt Brecht, “¿de qué sirve decir la verdad sobre el fascismo que se condena si no se dice nada contra el capitalismo que lo origina? Una verdad de este género no reporta ninguna utilidad práctica.”
El mejor homenaje es continuar la lucha.
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