A los 75 años de su creación, la Universidad Complutense rinde tributo a los combatientes extranjeros que lucharon en la Guerra Civil
Diario Público/ JUANMA ROMERO Madrid 23/10/2011 "Aún hoy sigue vivo el ¡No pasarán!”. La exclamación se oyó vigorosa de la boca de David Lomon, aun con sus casi 93 años. El público prorrumpió en un aplauso interminable. Los puños subieron a lo alto. El bramido del “¡No pasarán!” se repitió, se hizo cada vez más fuerte hasta anegar la explanada.
Unas 500 personas se habían congregado allí, a los pies del Edificio de Alumnos de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), para asistir a la inauguración del monumento de dos láminas de acero en honor a los voluntarios de 53 países que se enrolaron en las Brigadas Internacionales en plena Guerra Civil. Y para rendir tributo a cuatro de aquellos combatientes que, como Lomon, llegaron a España para salvar la democracia de las garras del fascismo.
Ayer se cumplían 75 años. El 22 de octubre de 1936, Francisco Largo Caballero, presidente del Gobierno legítimo de la República, firmó el decreto por el que se constituían las unidades de voluntarios extranjeros. El 8 de noviembre, la XI Brigada penetró en Madrid y su lucha, precisamente desde el frente del parque del Oeste y la Ciudad Universitaria, fue clave para impedir que Madrid cayera aquel duro invierno. De hecho, aún quedan "huellas" de la contienda tras las facultades de Físicas y Matemáticas.
La conexión con el 15-M
35.000 voluntarios arribaron a España. 9.000 perecieron o fueron encarcelados. Hoy sobrevive apenas una veintena. “Vinieron a defender la libertad del mundo. Vieron que la disyuntiva era libertad contra barbarie, democracia contra fascismo. Sabían que la guerra de España era la antesala de la II Guerra Mundial. España fue para todos los que sobrevivieron sinónimo de vidas entregadas a luchar por las mismas ideas que les trajeron a nuestro lado”, elogiaba ayer Ana Pérez, presidenta de la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales (AABI) que, bajo la batuta de Coordinación Internacional, ha organizado los actos de homenaje que comenzaron este jueves y concluirán hoy con la visita al campo de la batalla del Jarama.
Pero Pérez, como Lomon o José Carrillo, rector de la UCM, no anclaron las Brigadas al pasado. Honrarlas “nunca es un ejercicio de nostalgia, sino de plena actualidad”, evocó la presidenta de AABI, quien señaló el hilo que conecta a aquellos combatientes con los indignados de hoy: “Una parte de la juventud se moviliza ahora por un mundo mejor y mayor democracia. Los brigadistas vinieron para luchar por esos objetivos, aunque las formas y el contexto fueran distintos. El legado está vivo, y ha de ser actualizado con los conflictos del presente. No puede ni debe quedar relegado al pasado, porque se sustenta en la defensa de los valores más nobles de la Humanidad”.
“Queremos que las Brigadas sean un ejemplo para las nuevas generaciones que pasan a diario delante de este edificio”, deseó el máximo responsable de la universidad. Pérez aportaba otra imagen, la leyenda de que los libros de la Facultad de Filosofía y Letras de la UCM sirvió en la guerra como "parapeto para detener las balas": "Que los libros sirvan para defender tenazmente los valores de la democracia, la paz, la Justicia".
“El trabajo de los brigadistas tiene actualidad para esos jóvenes y no tan jóvenes que se mueven día y noche para que las cosas se piensen mejor y esas cosas mejores lleguen”, abundó Josu Larrañaga, decano de Bellas Artes, facultad que diseñó gratis el memorial.
El rescate del ¡No pasarán! por Lomon encadenó con dos de las canciones populares de aquellos años en el frente republicano, interpretadas por el Coro Patio Maravillas: El Puente de los Franceses y la Marcha de las Brigadas Internacionales. La ceremonia concluyó con un minuto de silencio... y con La Internacional. Cuando el público estaba abandonando la explanada, uno de los brigadistas homenajeados, uno de los hermanos Almudever, se arrancó con ¡Ay, Carmela!
Acudieron embajadores, representantes diplomáticos, amigos de voluntarios de todas partes del mundo, hasta de Estados Unidos. Y hasta Santiago Carrillo, ex secretario general del PCE y padre del rector, que asistió acompañado de su mujer, Carmen Menéndez. Pero del Gobierno, apenas nada: sólo se acercó el subsecretario de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Antonio López Martínez. "No habrá mayor interés. Debe contestar el Ejecutivo", resoplaba el jefe de la UCM.
Tampoco acudieron líderes de PSOE o de IU, o de los sindicatos. Nada. La federación explicó que su coordinador y candidato, Cayo Lara, y el líder del PCE, José Luis Centella, sí viajarían mañana a Albacete, a otro acto de reconocimiento a los voluntarios.
Pero el de ayer será quizá ya el último homenaje oficial con brigadistas vivos. Y, a veces, valen poco 75 años de recuerdo.
UN MEMORIAL "FRÍO Y CÁLIDO"
Dos láminas de acero y la estrella de tres puntas calada
"El monumento no ha costado ni un duro a la Complutense", decían ayer el rector, José Carrillo, y el vicerrector de Organización y Comunicación, Javier del Río. Una afirmación nada exótica cuando se habla de una universidad cuya última campaña electoral estuvo marcada por la deuda y el volumen del agujero dejada por el anterior responsable, Carlos Berzosa. El coste ha sido sufragado por la AABI con ayudas de particulares y entidades españolas e internacionales, entre ellas algunas embajadas de países de donde procedían los combatientes.
Fue Berzosa quien todavía como rector acogió con satisfacción la propuesta planteada por la AABI de erigir una pieza escultórica en la Ciudad Universitaria. Carrillo, al llegar al mando de la UCM esta primavera, la secundó.
El memorial ha sido diseñado por una comisión de profesores de la Facultad de Bellas Artes, coordinados por la profesora Dolores Fernández. Se compone de dos láminas de acero paralelas de cuatro metros de altura, ancladas sobre una base de hormigón. La plancha posterior es de rojo refulgente, y la anterior lleva calada la estrella de tres puntas, símbolo distintivo de las Brigadas. Grabado, el mensaje de agradecimiento que dirigió a los combatientes Dolores Ibárruri, Pasionaria, en su despedida, el 1 de noviembre de 1938: "Sois la historia, sois la leyenda, sois el ejemplo heroico de la solidaridad y de la universalidad de la democracia".
Según relató Josu Larrañaga, se partió de una premisa: "La sociedad transmite la idea de que lo importante es edulcorar, embellecer lo existente. Pero no es ese el encargo social que tenemos. Es precisamente lo contrario, que inventemos mundos, mundos y sujetos mejores". Partiendo de tal base, la facultad optó por una pieza "sencilla", "prudente, que apuntara al meollo, al corazón más que a lo aparente". Todo pese a la actual "inflación de la imagen".
El memorial, dijo el decano, es "por un lado limpio, claro, frío, y por otro, tan cálido, lleno de emociones, tan concentrado de ideas de progreso". "Se nos ha dicho que es un trabajo a la intemperie", presa fácil de las pintadas. "¿No pasa eso con las ideas, especialmente con las ideas de progreso? ¿No son embarradas por los bárbaros? ¿No es propio de las ideas mostrar esa barbarie?", alegó Larrañaga.
EL TESTIMONIO DE LOS VOLUNTARIOS HOMENAJEADOS
David Lomon. Reino Unido, 93 años: "El mundo se dio cuenta qué se jugaba aquí"
Le centellean los ojos. Echa mano del bolsillo de su chaqueta y saca un objeto. Es su pasaporte español, que el Gobierno le concedió el pasado verano, gracias a la Ley de Memoria Histórica. “Estoy orgulloso del pueblo español, y yo soy medio británico y medio español”, afirma David Lomon. Apenas pasó en la guerra un año y medio, hasta que fue capturado y repatriado. Pese a la derrota, cree que la lucha “mereció la pena”, justo porque “el mundo se dio cuenta de qué se jugaba en España”, a quién se enfrentaba, al “fascismo”, a Hitler y Mussolini, y que "había que pararlo".
Lomon también ve paralelismos con el 15-M: “La gente se da cuenta de que, si quiere paz en el futuro, debe levantarse”. Ayer, como hoy, el pueblo demanda “libertad para todos”.
Joseph Almudever. Francia, 92 años: "La República no murió, la asesinaron"
Joseph Almudever recuerda vívidamente cada fecha de aquella guerra. Justo como su hermano Vincent. Ambos nacieron en Francia. Uno en Marsella y otro en Narbona. Alistado en el Ejército republicano, fue herido en mayo de 1938. “Y cuando salí del hospital, el 15 de julio, quise seguir la guerra”. Y lo hizo, aunque ya como brigadista, dado su origen galo.
Aún hoy le duele la decisión de los Aliados de no intervenir en España. “La República no murió, la asesinaron. Y la Guerra Mundial no habría existido si se hubiera salvado la República”. Se siente “satisfecho” con el avance en la memoria histórica, pero, cuando habla de frenos, invoca al rey: “Fue impuesto por Franco y tiene en el corazón un cacho de él”.
Erik Ellmann. Estonia, 94 años: "Que la gente vea que no se puede repetir"
Se le ve enjuto, consumido, pero engaña. A Erik Ellmann le acompaña una vitalidad envidiable. Refunfuña cuando le preguntan: siente que ha contado su vida muchas veces. Se crió en una familia “revolucionaria”, soñó con sumarse a las Brigadas en cuanto oyó hablar de ellas y se enroló con 19 años. A la lucha en España hasta 1939 siguieron cuatro meses en un campo de concentración en Francia y el Ejército de la URSS, ya en la Segunda Guerra Mundial.
“Lo importante es que la gente entienda que luchamos contra el fascismo, y que vea que no se puede volver a repetir”. Un mensaje no sólo para las “siguientes generaciones”, sino incluso para los que viven hoy y “no entienden ni quieren saber qué pasó”.
Vincent Almudever. Francia, 94 años: "Fueron la salvación de Madrid"
“Recuerdo a la gente explotando de júbilo por las calles cuando llegaron las Brigadas Internacionales, en aquel otoño de 1936”. Vincent Almudever parece tener la imagen delante de sus ojos: “Fueron la salvación de Madrid. Si no hubieran contenido el avance de las tropas franquistas, la guerra habría acabado entonces. Su mérito fue tremendo”. Este combatiente francoespañol recorrió todos los frentes. Una valiosa experiencia que ya ha narrado en multitud de conferencias, colegios...
“Las Brigadas Internacionales demostraron que en el mundo entero hay una simpatía inmensa por la democracia y la libertad que aún perdura. En España se defendía eso. Ese es su valor”.
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