Jóvenes Cubanos. Foto: Juventud Rebelde
Puede abrirse un Fondo de Jóvenes Cubanos que combatieron contra el fascismo en España de 1936 a 1939, a juzgar por los resultados de las investigaciones realizadas por un matrimonio de intelectuales del Archipiélago
Habían viajado a España para participar en las celebraciones por el aniversario 70 del inicio de la llamada Guerra Civil Española. Allí su actividad fue pobre. Consistió en escuchar lo que se debatió en algunas de las sesiones, a cargo de numerosos especialistas de fama internacional.
Estuvieron también recopilando libros especializados, y visitaron lugares históricos vinculados a la guerra en Madrid: El Puente de los Franceses, el entorno de la Casa de Campo, El Escorial, la carretera de Segovia, La Granja, y otros sitios que se hicieron famosos durante la contienda.
El gran dolor de toda esa experiencia fue conocer que entre las decenas de libros y artículos que se publicaban cada año sobre el tema, los historiadores y estudiosos de España y otros países nunca hablaban de Cuba. Nunca se producía una mención a los cubanos, ni a los latinoamericanos. Era como si estos no hubieran participado en esa guerra antifascista.
Incluso en los anales de la XV Brigada Internacional Abraham Lincoln, en la cual existió un fuerte contingente de cubanos, estos aparecían conformados con el nombre genérico del Club Julio Antonio Mella de New York y la Centuria Guiteras, de cubanos en el exilio radicados también en Nueva York, pero cuando se referían a esa XV Brigada siempre se decía que la componían estadounidenses, ingleses y canadienses.
Así comienza la apasionante descripción del escritor y periodista Enrique Cirules y su esposa, la licenciada en Historia María Mercedes Sánchez Dotres, sobre su fascinante viaje a las profundidades heroicas de la participación de los cubanos en esa contienda, que ellos prefieren denominar más justamente: la guerra en España contra el fascismo, y no como tradicionalmente la trata la historiografía.
«Nosotros sabíamos que Cuba había enviado hacia España un importante destacamento internacionalista. En este sentido, utilizando el material desclasificado en Rusia sobre el tema, hemos confirmado documentalmente la presencia de 240 cubanos que combatieron heroicamente en la XV Brigada Lincoln, así como el resto de la numerosa agrupación cubana que peleó en casi todos los colectivos o unidades militares de la República, incluyendo el V Regimiento de los comunistas, la División del Campesino, y la División de Lister, entre otras muchas agrupaciones».
Argumentan que en todos los combates principales hubo cubanos, y que muchos de ellos integraron las filas del Partido Comunista de España y combatieron en ciudades, montañas y llanuras en defensa del pueblo de España y contra el fascismo.
Del proyecto de reconstrucción de las actividades combativas en las que participaron los cubanos en la denominada Guerra Civil Española, de 1936 a 1939, acometido pacientemente por el matrimonio, se habla en esta entrevista, que amplía la información publicada por nuestro diario.
—¿Ustedes tenían ya algún antecedente sobre estos asuntos?
—Conocíamos la existencia de dos libros publicados en Cuba, de Ramón Nicolau: Cuba y la defensa de la República Española, de la Editora Política, La Habana, 1981; y Cuba en España, de los periodistas Alberto Alonso Bello y Juan Pérez Díaz, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1990. Estos dos libros contienen una valiosa información, en entrevistas, memorias, testimonios, y un listado de 734 cubanos que combatieron en España entre 1936 y 1939.
También el Centro Pablo de la Torriente Brau ha realizado un encomiable trabajo para mantener presente la participación cubana en la Guerra Civil Española. Conocíamos además las crónicas de Juan Marinello y Nicolás Guillén.
—¿Cuál fue la chispa que hizo que ustedes comenzaran tan minuciosa investigación?
—En octubre de 2007 viajé a Moscú y visité el Archivo Estatal Ruso de Historia Política y Social —cuenta María Mercedes—, donde se guarda toda la documentación sobre el movimiento comunista internacional (Komintern), y a mi regreso le comenté a mi querido y respetado jefe, el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, la existencia de los documentos sobre los cubanos que pelearon en la Guerra Civil Española, que ya habían sido desclasificados.
«El Comandante Almeida, que era un hombre de vasta cultura histórica, decidió enviarnos para estudiar y compilar en el archivo de Moscú los documentos sobre los cubanos que participaron en la guerra antifascista de España».
—Fue algo enteramente nuevo enfrentarse a un asunto histórico de tal magnitud…
—En cierta medida sí, pero nosotros habíamos estado estudiando el tema desde 1980. Solo estábamos esperando por la desclasificación de los documentos, que nos permitieron verificar que Cuba aportó realmente 1 225 combatientes. En verdad, de acuerdo a la población cubana existente en 1937, fue el país que mayor cantidad de internacionalistas aportó a la lucha antifascista.
—¿Qué aspectos de la investigación les han impresionado más?
—La hazaña realizada por un pequeño país y un aguerrido Partido, desde la clandestinidad, muy perseguido, que organizó el envío desde La Habana de un destacamento de unos 850 cubanos a España. Prevaleció el sentimiento antifascista en la unidad revolucionaria.
—¿Cuáles han sido las mayores dificultades para la investigación?
—La falta de archivos en nuestra patria, ya que el de la comisión de reclutamiento desapareció por la feroz persecución que se desató contra el movimiento revolucionario y comunista en Cuba. La documentación se encuentra en el Archivo Estatal Ruso de Historia Política y Social, y en varios archivos españoles, siendo los más importantes los de Ávila y Salamanca.
—¿Qué harán con todo ese valioso archivo rescatado?
—El material rescatado es tan rico, que podemos hablar de los jóvenes cubanos que fueron a España, de sus luchas contra la dictadura de Machado y de su apoyo a la gran huelga de 1934. También de la historia del sindicalismo en Cuba.
«En uno de esos expedientes se habla de un joven santiaguero detenido y condenado en 19 ocasiones por sus ideas políticas. Conocía todos los presidios cubanos: Boniato, el Vivac de Santiago, las cárceles de Camagüey y Santa Clara, el Castillo de San Severino en Matanzas, la Cabaña y el Castillo del Príncipe, y las circulares de Isla de Pinos. Hay expedientes incluso de condenados a muerte por los tribunales militares de excepción.
«Vamos a publicar un conjunto de documentos, de valoraciones, de listados de combatientes, de historias personales, y también la historia militar, revolucionaria y política de decenas de combatientes, así como las conclusiones históricas a las que hemos arribado, con documentos que también abordan espacios históricos de Chile, Venezuela, Argentina, Bolivia y México, entre otros.
«La investigación rescatada servirá para abrir un Fondo sobre los jóvenes cubanos que marcharon a España, dejando padres, novias, esposas, hijos, hermanas, de manera clandestina, en ocasiones con pasaportes falsos, para pelear en España por sus ideas, en la defensa de Madrid, en Belchite, en Teruel, en sierras y llanos, en la ofensiva del Ebro.
«¡En España pelearon revolucionarios y comunistas de todas las provincias cubanas! Allá no se produjo un combate o batalla importante en el que no estuvieran los cubanos. Decenas de ellos, procedentes de las organizaciones y sindicatos antifascistas del país, integraron las filas del Partido Comunista de España. El reto de esa nación sirvió de elemento de unidad de todas las fuerzas antifascistas.
«Nuestra investigación en el archivo de Moscú también sirvió para rescatar muchos nombres de combatientes españoles que permanecían en el anonimato. Estos listados de españoles han sido entregados a la memoria histórica de la Guerra Civil Española en Madrid, en acto presidido por miembros del Comité Federal del Partido Comunista de aquel país. Pero lo más importante es evidenciar una vez más que hay Revolución hoy porque tenemos historia que los jóvenes cubanos escribieron con su sangre».
Rescate de un valioso informe
María Mercedes y Enrique Cirules rescataron el Informe político y militar de la XV Brigada Internacional Abraham Lincoln, que tiene casi 760 páginas, escrito en ruso, en inglés y en español.
Consultaron el texto en español, donde sobre los cubanos se dice: «La Sección Antonio Guiteras se componía de unos 60 cubanos —al inicio—; Rodolfo de Armas, jefe de los estudiantes cubanos, quien escapó cuando Gerardo Machado establecía su reino de terror en Cuba, era el jefe natural y comandante de los cubanos, amado y respetado por todos.
«El ataque —continúa el Informe— había empezado con bombardeo de las trincheras fascistas con morteros. La primera sección de la 1ra. Compañía guiaba el ataque. Los irlandeses y los cubanos lo seguían y finalmente la segunda compañía avanzaba a la derecha.
«Rodolfo de Armas —sigue el informe—, jefe de la sección cubana, fue el primero que cayó muerto. Después de salvar a un camarada, se volvió y conminó a los otros a seguirle. En este momento le hirió una bala en una pierna, y al pararse para apretársela con las manos, dos balas más le dieron: una en la cabeza y la otra en la barbilla. Los cubanos sufrieron grandes pérdidas.
«Al principio de esta carga, uno de nuestros tanques, a unos 40 metros enfrente de la trinchera, desde la cual el batallón empezó su ataque, fue tocado por una bala antitanque enemiga que explotó y lo hizo arder. Las llamas brotaron hacia arriba de tal manera que en el cielo parecía que había una gran hoguera.
«Cuando los camaradas salieron del olivar, y avanzaron en un campo abierto, no tenían más que cepas en un espacio de 200 metros, cargaron rápidamente sobre el blando terreno, buscando otro abrigo.
«A unos 150 metros de las trincheras de los fascistas, un mortífero fuego cruzado de las ametralladoras cogía a los hombres en campo abierto. Los camaradas trabajaron desesperadamente con sus cascos y bayonetas, cavando tanto como podían.
«Algunos empleaban balas para excavar la tierra y amontonarla delante de sus cabezas. Otros cavaban con las manos simplemente, rompiéndose la piel y las uñas. Un nutrido y cruzado fuego continuó durante algunas horas. Era humanamente imposible avanzar más».
Este texto, aclara María Mercedes, da la medida de lo encarnizado de los combates.
Estampas milicianas
La historiadora escoge al vuelo algunos ejemplos documentales de los expedientes, como el caso de uno del fondo 545, serie 6, legajo 103. En las páginas 5, 6 y 7 aparece información sobre el combatiente cubano Carlos Valdés Bravo. Es un informe del Comisariado de Guerra de las Brigadas Internacionales, donde se dice que Carlos es un cubano de 25 años, pertenece al Partido Comunista y es delineante, dibujante y cartógrafo. Que llegó a España en julio de 1937 y que ingresó en la XIV brigada internacional, en el batallón «Henri Barbusse», en la compañía de ametralladoras, que también perteneció al 448 batallón y a la plana mayor de la 105 brigada mixta y que alcanzó los grados de teniente. La última unidad donde estuvo peleando fue en el Estado Mayor de la 203 brigada mixta. Que ha ocupado distintas responsabilidades en el proceso de la guerra. Inicialmente fue cabo-jefe de máquina automática de la XIV Brigada Internacional. También fue sargento-jefe del servicio de observación e información de la plana mayor del 418 batallón de la 105 brigada. Y fue después teniente-jefe de la cartografía e información en el Estado Mayor de la 203 brigada mixta.
En julio de 1937 lo ascendieron a cabo, en septiembre a sargento y en julio de 1938 a teniente. Además, se desempeñó como teniente del ejército de Levante en la 203 brigada, y en España permaneció todo el tiempo en el frente de combate.
Argumenta María Mercedes que ahí puede verse toda la información que ofrecen los expedientes sobre la actividad militar y política de los combatientes cubanos en España.
En otro expediente, del propio fondo 545, serie 6, legajo 603, páginas 13 y 14, se habla del internacionalista cubano Pablo Valdés Pérez, nacido en Güines, La Habana. Es hijo de campesinos antifascistas, casado, telegrafista y tiene conocimientos de panadería, dulcería y de ferrocarriles. Se encontraba sin trabajo en Cuba en 1928 y se había dedicado a la lucha contra la tiranía de Machado. Fue miembro de la Hermandad Ferroviaria de Cuba (…) En el Partido había realizado trabajos de organización y de propaganda; y participó en todas las huelgas contra la dictadura machadista. Detenido en 1933, preso cinco meses sin juicio y puesto en libertad en 1934. En 1935 estuvo encarcelado 32 días sin que lo juzgaran. Y en 1936 ocho días preso, igual, sin juicio. Además, el 8 de diciembre de 1935 fue llevado al Tribunal de Urgencia de La Habana y en octubre de 1936 tuvo que comparecer en el de Matanzas. En 1935 lo acusaron de conspiración y al año siguiente de hacer propaganda. En el primer juicio estaban acusados también cuatro compañeros de apellido Valdés, Fontanés y otros, todos del Cerro. Estuvo preso cinco meses en el Castillo de San Severino, en tierra matancera y en la Fortaleza de La Cabaña. En Cuba realizó trabajos del Partido en la ilegalidad. Para su expediente declaró: «En Cuba la situación no ha ofrecido garantía en ninguna época». Expuso que conoce toda la república y que salió de Cuba hacia tierra española en 1937. «En mi país, dijo, todo el mundo sabe que soy comunista y que mantengo relaciones de lucha dentro del movimiento revolucionario con Ramón Nicolau».
Un músico relevante
La historiadora pone otro ejemplo muy ilustrativo del fondo 545, serie 6, legajo 98, expediente 588 del Archivo Estatal Ruso. Es una declaración jurada de un famoso músico, donde se afirma: «Yo, Julio Cuevas, natural de Trinidad, provincia de Santa Clara, Cuba, de 43 años, casado, con domicilio en Fernando de los Ríos 47, en Madrid, de profesión músico, director y compositor (…) nada más estallar la guerra, me puse inmediatamente a disposición de mi Partido, el que me encomendó diversas tareas que señalo a continuación: Realicé toda la campaña que en 1936 desplegó la Radio Oeste del Partido Comunista, para recabar dinero y ropa para los milicianos del Frente. Seguidamente el camarada Valentín González (El Campesino) me habló para que le formara una banda de música en su brigada. La hice y fui yo al frente como director, con 60 profesores, y en el cerco de Teruel me quedé solo con 14 por haber caído los restantes en poder del enemigo, y la organicé de nuevo en Cataluña (…)».
La juventud armada
Según los estudiosos, un aspecto realmente sorprendente es que en el estudio de los expedientes se les revela que los combatientes cubanos eran muchachos de 20, 22 y 23 años, muy pocos de más de 25. Hay solo dos o tres de 37 y 38.
«Esto demuestra que la inmensa mayoría de los cubanos eran muy jóvenes y que la juventud cubana se comportó de manera muy valerosa para enfrentar al fascismo en España, como después ocurriera con los jóvenes en la lucha contra Batista y más tarde en la lucha internacionalista en tierras africanas», resalta María Mercedes.
Un condenado a muerte
«Otro aspecto importante de esta investigación —acota María Mercedes— es que podemos conocer que los cubanos procedían de los sitios más apartados de Cuba, de las pequeñas ciudades, del campo, de los llanos y montañas, de los bateyes y centrales azucareros, de las fábricas de tabaco y de los centros estudiantiles. Y se ven los luchadores que combatieron con entereza el Machadato, con poca edad ya eran del Partido y fueron perseguidos, encarcelados, torturados de modo reiterado y en algunas ocasiones condenados a muerte por los Tribunales Militares de Excepción de la época.
«En el expediente de Pedro Yaniz Oliva se dice: “Ha participado en muchas huelgas, que en Cuba son frecuentes, pero dignas de mencionarse. Las huelgas ferroviarias de 1923, las azucareras de 1931 y la Huelga General de 1933 que dio fin al gobierno dictatorial de Machado”.
«Dice que participó en la huelga de agosto de 1923 y fue sancionado a tres meses de cárcel; que sufrió otras detenciones y que en 1934, en febrero, fue condenado a la pena de muerte. Que pasó por los tribunales tres veces por participar en noviembre en actividades contra el dictador y lo juzgaron los Tribunales Militares por estar en el Partido junto al camarada Tomás de Armas.
«Muchos de los cubanos salieron clandestinamente con pasaporte falso, con ayuda del Partido Comunista. Estos expedientes que acopiamos contribuyen a dar una visión de lo heroica que fue la juventud cubana en la lucha contra Machado; las persecuciones durante 1934, 1935 y 1936 y cómo ese heroísmo llegó al clímax.
«Detrás de cada combatiente que fue a España a pelear contra el fascismo —aclara María Mercedes finalmente— había diez o 15 en Cuba recaudando fondos, recursos, zapatos, cigarros, tabacos, medicinas, azúcar y otras cosas. En definitiva, casi toda la población cubana, por no decir toda, se movió en esta noble y urgente tarea».
El primer contingente de voluntarios
En el primer contingente de voluntarios de Estados Unidos que partió de Nueva York hacia España, había un gran número de internacionalistas cubanos, refiere María Mercedes Sánchez Dotres.
«La partida —agrega— se produjo en enero de 1937, en el buque París. El 5 de febrero partió también el barco Shaplain; y en marzo salió un nuevo destacamento de cubanos compuesto por 38 combatientes. El 16 de julio zarpó un grupo de 138 hombres que arribaron al puerto francés de Cherburgo. Otro grupo de cubanos salió, igualmente de Nueva York, el 26 de noviembre de 1937, y un último envío el 23 de mayo de 1938, otra vez en el vapor Shaplain.
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