Francisco J. García Valledor 9/11/13
Ahora que los grupos de extrema derecha y los partidos neonazis parecen avanzar en el apoyo ciudadano es necesario volver a la memoria y recordar lo que ocurría un 9 de noviembre de 1938
Todo empezó la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938: Adolf Hitler, amo absoluto de Alemania tras autodesignarse en febrero de ese mismo año Jefe del Mando Supremo de las Fuerzas Armadas como complemento a su Presidencia y su Cancillería del Reich, decide poner en marcha de acuerdo con Heinrich Himmler -jefe de la Gestapo- y Reinhard Heydrich -su brazo derecho- el plan masivo de persecución y expulsión de todo lo que quedaba de la población judía en el Reich alemán.
No hay límite, ni habrá castigo legal alguno a los actos brutales que decenas de miles de miembros de las SS y las SD -las fuerzas paramilitares de choque de los NAZIS- cometerán durante una semana de terror absoluto contra todos los escaparates de comercios, centros y organizaciones de carácter judío.
En el paroxismo creciente de vandalismo y saqueo, los hombres de Himmler se lanzarán al allanamiento de viviendas, profanación e incendio de miles de sinagogas y librerías y a la violación, tortura y asesinato de hombres, mujeres y niños. Los cristales rotos de los establecimientos que bañaron las calles alemanas bautizaron la efeméride, Kristallnacht.
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