15 de enero de 2014

Estimada Mª José ... recuerda que aunque a veces hay malas experiencias, nunca debes retroceder ni rendirte, quien persevera alcanza.
Joan Busquets i Verges. Exmaqui libertario del Berguedá 28/12/2013
"Muero contento, porque equivocado o no, muero por una idea" Manuel Barreiro dos días antes de ser fusilado 12/3/1939


lunes, 21 de diciembre de 2009

Cuando Eisenhower visitó a Franco

Se cumple hoy medio siglo de un hecho crucial para el franquismo. El presidente de Estados Unidos daba en Madrid su visto bueno personal a la dictadura. Ésta no tardaría en comenzar el desarrollismo económico

NIGEL TOWNSON 21/12/2009 El espaldarazo que va a significar para Rodríguez Zapatero, tras sus discrepancias con George W. Bush, la inminente visita a España de Barack Obama, tiene cierta similitud con la que hizo, hace ya 50 años, el 21 de diciembre de 1959, el presidente Eisenhower a la España franquista. Esta última suele presentarse como el momento de la consolidación de la dictadura. La expresión radiante -tan raramente radiante- de Franco mientras se exhibía en aquel coche descapotable por las calles de Madrid al lado del líder del "mundo libre", y el afectuoso abrazo que este último le dio durante la despedida en la base aérea de Torrejón, fueron la prueba definitiva de que el dictador español había conseguido reemplazar el amenazador aislamiento de su régimen tras la Segunda Guerra Mundial por la integración dentro del sistema diplomático, militar e incluso económico de Occidente. El gesto de Eisenhower fue todo un símbolo del cambio en la suerte de Franco: el ostracismo y el oprobio de 1945 habían dado paso, en 1959, al abrazo.

A pesar de todo, ese giro fue como una espada de doble filo para el régimen franquista: marcó a la vez el final de un proceso y el inicio de otro difícilmente controlable. Ese mismo año, la dictadura abandonó el malogrado modelo autárquico por el del desarrollo, cristalizado en el Plan de Estabilización. La nueva política económica fue un salto al vacío. De hecho, el crecimiento económico sin precedentes de los años sesenta y principios de los setenta transformó la sociedad, la cultura y la mentalidad de los españoles, con unas consecuencias tan previsibles como imprevisibles. Sería exagerado afirmar que el desarrollo hizo inevitable la Transición, pero no hay duda de que los trascendentales cambios de aquellos años facilitaron, e incluso fomentaron, una salida democrática a la dictadura. Por tanto, 1959 fue para el régimen franquista lo que Malcolm Gladwell ha apodado su tilting point -su punto de inflexión, su momento de no retorno-.


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